Parientes dedicaron una íntima celebración a la que asistieron sus hijas, nietos, bisnietos y tataranietos. Varios miembros de su amplia descendencia no pudieron celebrar debido a que llevan años viviendo fuera de El Salvador, pero siguieron el emotivo festejo a través de plataformas digitales.
A su modo Don Santos vive sus días animado y feliz en San Pablo Tacachico, La Libertad, pese a que sufre algunos quebrantos de salud que le impiden caminar, ver y escuchar.
“Nunca nos trató mal, nunca nos trató con malas palabras, él ha sido un buen padre con nosotros”, le dijo a la cadena Telemundo, María Rivas, hija del abuelo.
Su larga vida que sobrepasa un siglo de existencia le ha permitido a Don Santos poder conocer a diferentes generaciones entre hijos, nietos, bisnietos y tataranietos dentro de su entorno familiar muy latino.