Luego de una semana, tras la emergencia por el paso de la tormenta tropical “Pilar” por las costas salvadoreñas, las últimas personas que se encontraban albergadas regresaron a sus viviendas el pasado lunes en horas de la tarde, pese al riesgo que los rodea.

Esmeralda Martínez y Roxana Melara son dos hermanas que formaron parte del grupo de refugiados en el Complejo Municipal de Desarrollo (COMUDES), ubicado en el municipio de Panchimalco, quienes junto a otras cinco familias desde el 31 de octubre hasta el 6 de noviembre, permanecieron en dicho lugar.

Esmeralda, madre de dos pequeños, relató que debido a las últimas tormentas, ha pasado en vela por el temor a que colapse su hogar, debido a la abundancia de árboles que amenazan con caer sobre las ya vulnerables viviendas de adobe y bahareque en las que habitan.

“El problema es que mi casa ya está a punto de colapsar, vivimos rodeadas de árboles, a mi me da miedo dormir acá con mis niños y que algo nos caiga. Aquí la zona es de tierra y lo que tememos es que cuando hay fuertes lluvias ocurra un derrumbe y si eso pasa hasta nosotros podríamos irnos ahí”, expresó Esmeralda.

La joven señaló que cada periodo lluvioso deben abandonar su hogar y movilizarse a un albergue, sin ser la excepción en esta última temporal. “Siempre que es la época lluviosa nos vamos a un albergue, porque las fuertes lluvias hacen la zona bien vulnerable”, resaltó.

Apoyo de las autoridades.

A pocos pasos de su vivienda, reside su hermana Roxana quien es madre de cinco hijos, de los cuales, tres son menores de edad; ella, al igual que Esmeralda posee una casa de adobe y bahareque, y teme una tragedia.

“Estamos aquí porque no tenemos otro lugar al que ir, nosotras tenemos miedo por nuestros hijos que están pequeños; el techo de mi casa esta todo picado (con agujeros) y cuando llueve todo termina mojado y hasta inundado, las camas, la ropa, los platos y cacerolas, todo termina mojado”, detalló Roxana.

Las hermanas residen a un kilómetro y medio de la alcaldía de Panchimalco, en la colonia Hacore del Peñón, y pese a que habitan cerca del casco urbano, sus viviendas se encuentran en medio de un cerro.

Roxana habita a unos metros de la casa de su hermana Esmeralda, y su casa también está en riesgo. / Emerson del Cid
Roxana habita a unos metros de la casa de su hermana Esmeralda, y su casa también está en riesgo. / Emerson del Cid

Vulnerabilidad.

Debido a la vulnerabilidad de sus viviendas, Esmeralda y Roxana solicitan a la alcaldía de Panchimalco, la entrega de materiales de construcción para edificar una nueva casa, debido al peligro que representan las actuales.

Sin embargo, manifestaron que hasta la fecha solo les han dado tablas de madera y carpas para colocar sobre los techos, y evitar que las últimas lluvias del invierno hagan que sus techos colapsen.

“Nosotras lo que queremos es que nos ayuden con láminas para hacer nuestras casas, hasta ahorita a mi me dieron unas tablas y una carpa para que la ponga en el techo cuando llueva, pero de eso qué me va a servir, nosotras necesitamos materiales lo más pronto posible para construir cuando no hayan lluvias”, explicó.

Comuna.

El alcalde de Panchimalco, Jorge Mejía, se refirió la semana pasada a la municipalidad como uno de los sectores propensos a deslaves por su topografía, por lo cual, aseguró que al presentarse las lluvias, la principal medida preventiva son las evacuaciones.

En ese sentido, Mejía aseveró que “los albergues se cierran una vez se garantice que las personas pueden regresar con seguridad a sus hogares”.

Además, estimó un aproximado de 10 mil a 20 mil familias en zonas que deben permanecer en constante monitoreo, una de ellas es la zona sur de Panchimalco, en cantones como Panchimalquito, Pajales, Troncales, que son monitoreados constantemente por la Comisión Municipal.

La Mesa Permanente de la Gestión de Riesgos (MPGR), expuso la semana pasada que el 80 % del país es vulnerable ante eventos climáticos, como tormentas, y no hacen más que desnudar el peligro en el que habita la población.

Ante ello, la MPGR instó la semana pasada a las autoridades a priorizar la gestión local, que tiene que ver con la prevención desde las municipalidades y la reducción de riesgos.