Rodeado de amigos, familiares y aficionados del “equipo de sus amores”, Alianza F.C., fue sepultado, ayer, Mardoqueo Quintanilla, de 67 años, en el cementerio Los Cipreses, de Ilopango; él es otra de las víctimas de la estampida ocurrida en el Estadio Cuscatlán, el pasado 20 de mayo.

Sus allegados pidieron que “El Viejo” sea recordado como un hombre que le gustaba disfrutar de la vida y piden a las autoridades, que continúen con las investigaciones.

“Mi padre siempre fue un hombre que le gustaba bromear, que le gustaba pasar con sus amigos, con su familia siempre fue una persona que le gustaba el fútbol y que era amante del Alianza, él siempre apoyó al fútbol, metía equipos a torneos, incluso a los niños de la zona los entrenaba o los ponía en un equipo; a él le gustaba que la gente disfrutara del fútbol”, dijo su hijo Mardoqueo Alexis González.

El sexagenario se dedicaba a vivir de los frutos de sus trabajo luego de 30 años viviendo en Estados Unidos, regresó a El Salvador hace tres, y solía acompañar al equipo de la capital en sus partidos.

Sobre la tragedia en el estadio Cuscatlán, su hijo manifestó que toda la familia está a la expectativa de lo que suceda y pide a las autoridades mantengan las investigaciones.

"Nosotros le decimos a las autoridades que ellos continúen investigando porque no sólo los recientes capturados son, hay más. Hubo una mala coordinación de parte de los administradores, y las personas que cerraron los portones también son culpables. Yo siempre he creído que los que dirigen el estadio no entienden que en la parte de sol se debe de tener más seguridad", agregó Alexis, el mayor de los tres hijos que tuvo Quintanilla.

Familiares y amigos describieron a Mardoqueo como una persona que le gustaba tratar a sus hijos y sobrinos como si fueran niños, pese a que ya eran adultos.