En El Salvador solamente existe un médico especialista en la atención al adulto mayor por cada 6,000 habitantes de la tercera edad, reveló la doctora en geriatría, Margarita del Rosario Henríquez, quien pertenece a la Asociación de Geriatría en El Salvador.
“Nosotros en El Salvador apenas llegamos a tener un médico geriatra por cada 6,000 personas adultos mayores y esto no es solo de país, sino también a nivel mundial. Hay una significativa baja de médicos geriatras para adultos que son mayores”, indicó Henríquez.
¿Qué es la geriatría?
La doctora Henríquez expusó que la geriatría es la especialidad médica dedicada al estudio de la prevención, el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las enfermedades en las personas de la tercera edad.“La geriatría tiene especial conocimiento de enfermedades que comúnmente aquejan al adulto mayor, como demencia, diabetes, hipertensión; enfermedades cardíacas, como infartos de miocardio; y padecimientos articulares como osteoporosis”, detalló la especialista.
En El Salvador, la Asociación de Geriatría contabiliza 18 médicos acreditados en la atención al adulto mayor, de estos 17 médicos se encuentran activos, dos ubicados en el departamento de La Libertad, uno en Usulután, otro en San Miguel y el resto en San Salvador.
El sistema público de salud tiene la asistencia de seis especialistas, cuatro laboran en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), una en el Ministerio de Salud, quien dirige la Unidad de Persona Adulto Mayor y uno en el Hospital Militar Central, donde se desempeña la geriatra Henríquez.
La última Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM), de 2021, revela que en el país hay 885,684 personas mayores de 60 años, un 14 % de la población total. De estos, 371,678 son hombres y 514,006 mujeres; la encuesta detalló por área geográfica que el porcentaje entre zona urbana y rural es similar, de 14.9 % y 14.2% respectivamente.
Los datos de población señalan que cada año, El Salvador tiene personas que envejecen más y en 2042 alcanzará su máxima población y empezará a descender.
Según la galena, los hombres son considerados adultos mayores a partir de los 60 años, sin embargo, las mujeres entran en esta categoría desde los 55.
Pero El Salvador no es el único país donde no se tienen suficientes geriatras para la atención de adultos mayores, naciones como Estados Unidos “quedan bajo nivel”. Aquellos que destacan por poseer una mejor calidad de atención son Finlandia, España e Inglaterra.
No obstante, una de las preocupaciones es que el país no tiene, siquiera, la especialidad médica para preparar más doctores.
La Universidad de El Salvador (UES) tiene en oferta una maestría en gerontología, sin embargo, esta rama de salud se dedica al tema del envejecimiento, a diferencia del geriatra que se refiere a las enfermedades que puede tener un adulto mayor.
La asistencia.
La especialista explicó que en las personas de edad avanzada no existe un patrón específico de atención médica, sino que cada paciente representa un estudio y tratamiento diferente.“El adulto mayor es una población heterogénea ya que se clasifican en las capacidades físicas, cognitivas, de salud mental y sociales que puedan tener para así lograr determinar qué tan independientes, autónomos y funcionales son estas personas”, expuso Henríquez.
Asimismo, señaló que dependerá de su genética, el entorno en el que se ve involucrado, el tipo de trabajo que tuvo o el tipo de desarrollo social para saber cómo llegarán las enfermedades que se diagnostican precozmente.
La informalidad.
A un costado de la iglesia El Calvario, en el centro de San Salvador, Jorge Pérez, de 83 años de edad, vende limas desde hace 22 años.El octogenario relató que las personas mayores como él se enfrentan a grandes dificultades, una es la salud. Recientemente se lastimó la rodilla y la columna, tras una caída que sufrió en su casa y, desde entonces, sufre dolores para caminar.
“Aquí la vida es difícil, hay días que se vende y hay días malos que no se vende, sabemos que las ventas son así, pero, nosotros que vendemos así en la calle, debemos buscar la manera de comprar nuestros alimentos para vivir, no importa si uno se siente mal”, manifestó el comerciante.
Por falta de fondos, el anciano dice que no va a consultas sino que compra medicamentos para paliar el dolor. Además, resiente que en las unidades médicas, muchas veces, no hay medicina, la atención es tardada y, si dan medicamento, no le ayudan con el dolor.
Por historias como esta, la doctora Henríquez explicó que las personas que nunca han tenido una formalidad laboral y tampoco tienen pensión se ven obligados a seguir trabajando, porque necesitan “subsistir”.
“Si son personas que laboran en la calle, como vendedores ambulantes, pueden padecer de deshidratación, insuficiencia renal, hipertensión, pero estos básicamente se llegan a dar por los diagnósticos tardíos. Hay un desgaste, estas personas se van deteriorando porque se dan diagnósticos tardíos de enfermedades y, luego, no pueden hacer los tratamientos farmacológicos porque no tienen acceso a la compra o el sistema público no cuenta con los medicamentos básicos que se requieren”, indicó.
Enfatizó que El Salvador tiene una deuda con la atención a la tercera edad. “Esto sucede porque el enfoque principal se ha dado para la niñez y a la mujer”.
Este deuda se evidencia en que el Estado solo posee dos casas hogar para adultos mayores, el asilo Sara Zaldívar y el Narciso Castillo; el resto, según la galena, son alianzas estatales a través del Consejo Nacional de Atención Integral para la Persona Adulto Mayor (Conaipam).
En enero se celebra el mes del adulto mayor en El Salvador, según el decreto legislativo 144, aprobado en febrero de 1992.
