A la doctora María Isabel Rodríguez le cuesta creer que cumple 100 años, ella misma dice estar sorprendida y bromea sobre ello, “¿Será que se equivocaron en mi casa?”. Este 5 de noviembre de 2022, “Chavelita” como la llamaron desde pequeña llega a su centenario de vida.

Afirma que llegar a su edad la ha hecho “reconocer la bondad de la gente” y sobre todo agradece por todas las satisfacciones que ha tenido, recitando su canción favorita, de la chilena Violeta Parra: “Gracias a la vida, que me ha dado tanto”.

Nació en 1922, en el barrio Concepción, de San Salvador, estudió en el Instituto Nacional General Francisco Morazán (INFRAMEN), en la época cuando era dirigido por un militar francés, y cuando los estudiantes, hombres y mujeres, usaban un uniforme militar.

“Soy una persona que vengo de una familia modesta, que nunca movió influencias para escalar puestos, que tuvo una enseñanza muy rica, profesores muy importantes y muy comprometidos en la escuela pública, hice mi secundaria en el instituto nacional General Francisco Menéndez y ahí aprendí que incluso hicimos a cambiar la mentalidad de nuestros compañeros, porque llegaron a respetarnos”, dijo la exrectora de la Universidad de El Salvador, en una entrevista radial en el programa, Diana Verónica y Tony.

Una de las primeras mujeres en graduarse de la facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador (UES), en 1948, de la años después sería decana. Con postgrados en Cardiología y en Ciencias Fisiológicas, es y sigue siendo fiel creyente de la investigación científica desde la academia para lograr progreso en el país. Pero sobre todo, cree en que adquirir conocimiento solo sirve cuando se busca beneficiar a los demás, para lograr el desarrollo de la sociedad.

Durante 20 años fue representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Organización Mundial de la Salud, apoyando el desarrollo de recursos humanos en México, República Dominicana, Venezuela, Cuba, Haití y otros países latinoamericanos y fue artífice en la creación del Programa de Formación en Salud de la OPS.

Destaca que logró tener puestos públicos después de los 70 años de edad, por ejemplo, llegó a la rectoría de la UES a los 77 años y finalizó a los 85. Se convirtió en ministra de Salud a los 87 y asesora de salud y educación a los 92. Para ella, la edad no es excusa para dejar de contribuir al país que ama. “Quiero mucho a mi país y creo que en algo, tratando de contribuir en su desarrollo, he crecido yo”, dice modestamente en la entrevista radial.

La familia

En su recorrido por la vida, también recuerda a su madre, Concepción Rodríguez, cuya única preocupación era que su hija “Chavelita” siempre estuviera en el cuadro de honor de las escuelas.

“A ella (su madre) le bastaba con que yo ganara espacios. Recuerdo mucho que una de las grandes preocupaciones de mi madre era cuando yo estaba en el instituto nacional, estaba siempre preocupada de que yo dejara de salir en el cuadro de honor y estaba pendiente, pero jamás recuerdo que me haya hecho un reclamo. Nunca me regañó porque yo no había alcanzado tal nota, me estimuló a seguir adelante”, rememora.

Reconoce que su familia es su estímulo, y pide a las familias en que crean y apoyen a sus hijos, porque no solo se crece físicamente “Se crece en lo intelectual, yo creo que el desarrollo del amor a la humanidad es algo que deberíamos de aprovechar”, añade.

En su hablar siempre está impregnado el discurso en favor de las mujeres salvadoreñas, en las que cree firmemente en tener el poder de no solo buscar una mejoría para ellas mismas, sino también para las demás. “Muchas mujeres son capaces de trabajar en beneficios de ellas mismas, pero que también trabajen en beneficios de los demás”.

La doctora, exrectora, exministra y poseedora de más de 11 honoris causa termina su relexión del centenario de su natalicio afirmando que “lo importante es que entendamos que estamos luchando por crecer todos”.