Padres de familia de los niños pacientes de enfermedades crónicas del hospital Benjamín Bloom pidieron ayer al Ministerio de Educación y a la primera dama de la República, Gabriela de Bukele, que no cierren las aulas estacionarias (grupos de clase) porque temen que sus hijos sufran en escuelas regulares, donde se les ha notificado que pasarán.

“Porque nuestros hijos vienen de diferentes escuelas de nivel regular y vienen para acá por el motivo de que allá no encuentran una solución, maltratan a los niños y no pueden atenderlos y no porque no quieran sino porque no están preparados”, dijo Wendy Gavidia, ayer, cuya hija con Sindrome de Down estudia en la escuela Reinaldo Borja Porras, luego que sufriera maltrato en una escuela regular.

La maestra de esa escuela, que funciona en el décimo piso del hospital Bloom, explicó que actualmente hay 71 niños matriculados, de estos 24 están en tres aulas estacionarias, que son los grupos de clase para aquellos niños que pueden moverse al salón de clase.

Estos son atendidos por tres docentes, también hay seis maestros que se mueven a las salas, es decir, a los lugares de hospitalización para dar clases a los niños con problemas más graves, que siguen sus estudios.

Explicaron que los padres de familia fueron convocados a una reunión con dos voceras del Gobierno, quienes les comunicaron la decisión de moverlos, bajo el argumento que el hospital no es lugar; ayer, los maestros aseguraron que una casa frente al hospital podría funcionar como escuela, si el ministerio la paga o la compra. Los padres dijeron estar en incertidumbre por esta situación.

El 15 de mayo, el Ministerio de Educación “desmintió” el rumor sobre el cierre de la escuela, afirmaron que seguirá para los que cumplan un tratamiento.

Pero el ministerio también afirmó que aquellos estudiantes que “recuperen una condición óptima de salud” se integrarán a la modalidad de educación que se acople a sus necesidades.