Para aquellos que temen ser incerceptados por los retenes policiales que miden el alcohol en la sangre de los conductores, sabiendo que probablemente terminen detenidos, exhibidos en las redes sociales por sobreparse el límite y siendo el comentario de todos... ahora hay una solución. La primera, obviamente es no beber. O no beber demasiado. O no conducir.

Pero en la playa El Tunco, quizás la playa más famosa de El Salvador, han instalado desde hace un tiempo una máquina que mide el alcohol a través de un sistema sencillo. Solo basta extraer del aparato una pajilla, colocarla en un orificio y soplar...



Al instante, la máquina, que está adherida a una pared, le dirá la cantidad de miligramos de su aliento, además de encenderse una luz para una explicación más sencilla.

Casi como si fuera un semáforo, el verde es OK; el amarillo, Warning (advertencia); y el rojo Danger (peligro). Todo por el módico precio de un dólar, que uno inserta en la ranura como si de tratara de pagar un parqueo o comprar una gaseosa.

Si le sale 100 miligramos por decilitro de alcohol en sangre o más, mejor no maneje, ya sabe a lo que se expone. La máquina es la sensación en la playa El Tunco, donde en estas vacaciones miles de turistas, nacionales y extranjeros, han llegado a vacacionar.

Advertencia: en letra chica aclaran que hay que esperar 15 minutos para hacer el test después de beber.