La necesidad de obtener alimento y ayudar en casa hace que muchos menores de edad, incluso en primera infancia, cambien juguetes por instrumentos de trabajo. Esa es la realidad de muchos niños en El Salvador que hasta el año 2022 eran más de 65 mil, según la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM).
Durante estos últimos años se ha presumido diferentes avances en su desarrollo social, turístico y seguridad, pero detrás de las cifras oficiales y los discursos optimistas se esconde una verdad: el persistente problema del trabajo infantil. A pesar de los esfuerzos y políticas de fachada, miles de niños y niñas continúan siendo víctimas de un sistema que falla en defender sus derechos.
La encuesta referida señala que el año 2022 cerró con 66,353 niños, niñas y adolescentes (NNA) que trabajan en el país, de estos, al menos 49,554 (NNA) trabajan en condiciones peligrosas y 16,799 trabajan por debajo de la edad admisible, mientras que 15,704 están sobre la edad admisible y en condiciones óptimas para garantizar su desarrollo y educación para poder trabajar.
Hasta el momento no se han actualizado los datos correspondientes al año 2023 de la Encuesta de Hogares y Propósitos múltiples.
Según la encuesta, el 60.9% de los NNA pertenecen al área rural, siendo este el sector que más registra mayor cantidad de menores trabajando, además, un 57.6 % que representa más de la mitad del total asisten a la escuela. Este 12 de junio es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
¿Cuándo se debe considerar trabajo infantil?
Las leyes salvadoreñas señalan que 14 años es la edad minima aceptada para que un menor sea apto para trabajar siempre y cuando no impida su educación y correcto desarrollo de la niñez y adolescencia, por lo tanto, si la edad es menor y o cumple estas condiciones, será considerado trabajo infantil.Cualquier actividad que ponga en peligro la integridad física, mental y moral de los niños, niñas y adolescentes es considerado un trabajo riesgoso, por ejemplo, cuando se expone a los menores a largas jornadas laborales, más de seis horas diarias para adolescentes entre 14 y 15 años, y más de ocho horas para aquellos que tienen de 16 a 17 años.
