Hace seis años los médicos pediatras notaron que Saulito tenía una conducta repetitiva e hiperactiva, pues apenas aprendió a caminar no se estaba quieto en un solo sitio y corría de un lado a otro sin aparente sentido. No hacía el intento por hablar y tampoco lloraba aunque se golpeara con cualquier objeto. Un año después le detectaron autismo y lo remitieron donde los pediatras especialistas.
Para los padres profesionales y primerizos de Saulito fue un gran golpe el diagnóstico y pensaron que los médicos estaban equivocados, pues autismo les sonaba a palabra malcriada y a grave enfermedad, por lo que decidieron rechazar ese diagnóstico y acudir a los concejos de amigos y parientes. Pasaron seis meses observando la conducta repetitiva y leyendo todo lo relacionado a autismo, hasta que por fin influenciados por un sacerdote lo llevaron al especialista y buscaron ayuda en la Asociación Salvadoreña de Autismo (ASA).
Actualmente Saulito estudia primer grado en un colegio especializado y está sometido a un tratamiento terapéutico a fin de que se adapte a la sociedad y mejore sus flujos comunicativos. Un neuropediatra y un psiquiatra infantil analizan su caso y constantemente es llevado a un psicólogo infantil.
Hasta ahora los especialistas le han asegurado a los padres de Saulito que con la intervención terapéutica habrá mejoras sustanciales en la conducta del niño, incluso podría llegar a ser un ciudadano con pocas o ninguna característica de persona autista. Muchas personas han logrado que en su adultez sus condiciones autistas pasen desapercibidas para los demás, porque llegan a ser destacados profesionales, ciudadanos de bien y personas que destacan en alguna faceta de la vida.
Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que uno de cada cien niños nace con la condición genética del autismo y que este es un trastorno del desarrollo que afecta la comunicación y la interacción social. Los niños suelen tener patrones de conducta repetitivos, estereotipados y restringidos o limitados a un tiempo o espacio determinado. El autismo no es contagioso ni sinónimo de locura o agresividad como allende se pensaba, solo es una condición neurológica que con terapia y afecto se supera o al menos se controla.
A veces, con la simple observación, es difícil detectar a un niño que tiene el trastorno autista y muchos padres reaccionan de manera equivocada por falta de información. Castigan a los niños, los privan de afecto y les reducen en ámbito de desarrollo infantil. Cuando se tienen sospechas por una conducta reiterativa inapropiada lo mejor es llevar al niño (a) donde el especialista que mediante pruebas científicas y empíricas sabrá evaluar y diagnosticar el tipo de autismo y su tratamiento.
Precisamente el 18 de diciembre de 2007 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó el 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, por lo que desde 2008 se conmemora este día. La finalidad es sensibilizar a la opinión pública sobre el autismo, así como potenciar la inclusión de la persona autista y garantizar sus derechos humanos y valorar el aporte que dan a la sociedad como entes productivos capaces de insertarse con normalidad en la cotidianidad de la convivencia social.
Este año a escala mundial, este 2 de abril, se promueve fomentar la neurodiversidad y demostrar que las políticas y prácticas inclusivas pueden impulsar cambios positivos para las personas autistas de todo el mundo. Haber nacido autista no es algo que se busca, se nace así y es obligación ética, moral y sobretodo humana aceptar a estas personas con la finalidad de crearles un mundo de oportunidades donde todos cabemos.
Protejamos y comprendamos a nuestros niños autistas y para ello permitámosle la posibilidad de vivir su niñez plena y de desarrollarse como un ciudadano de bien. Familia, sociedad y Estado debemos garantizar una sociedad donde todo autista llegue a ser un adulto productivo y con oportunidades. Ser autista solo debe ser un factor genético que ante la sociedad no puede pasar inadvertido... Amigo autista, ante Dios nada te hace diferente.