La Unión Europea ha sido un faro de esperanza y solidaridad desde su génesis, comprometida con la promoción incansable de la paz, la justicia y el desarrollo en todo el mundo. En este sentido, su apoyo a El Salvador ha sido más que un rayo de luz en la oscuridad; ha sido el cálido abrazo de un amigo comprometido con nuestro bienestar y prosperidad. A través de programas de cooperación ingeniosamente diseñados y asistencia técnica sin igual, la Unión Europea ha sido una fuerza transformadora que ha fortalecido nuestras instituciones, nutrido el tejido social y económico, y cultivado un espíritu de esperanza y resiliencia entre nuestros ciudadanos.

En el ámbito de la construcción de la paz, la Unión Europea ha sido un pilar sólido sobre el que hemos edificado un futuro más prometedor. Su compromiso inquebrantable con la defensa de los derechos humanos y la promoción de la justicia, ha sido un faro de inspiración para nuestra nación mientras navegamos por las aguas a veces turbulentas de la posconflicto. Su generosidad y apoyo han allanado el camino hacia una sociedad más justa y equitativa, donde la reconciliación y la convivencia pacífica son los pilares sobre los que se construye nuestro futuro compartido. Más allá de la esfera de la paz y la reconciliación, la Unión Europea ha trabajado incansablemente en nuestra lucha contra la pobreza y la desigualdad. A través de programas innovadores y estrategias integrales, la Unión Europea ha traído consigo una marea de cambio positivo, elevando las esperanzas y oportunidades de millones de salvadoreños que alguna vez se sintieron olvidados por el mundo. Su enfoque en el desarrollo sostenible y la inclusión social ha sido un faro de esperanza en tiempos de incertidumbre, asegurando que nadie se quede rezagado en nuestro camino hacia la prosperidad compartida.

En el ámbito económico, la Unión Europea ha sido un socio invaluable, un motor de crecimiento y desarrollo que ha impulsado nuestra economía hacia nuevos horizontes de éxito y estabilidad. Su compromiso con la cooperación económica y la integración regional ha fortalecido nuestra posición en el escenario global y ha abierto un abanico de oportunidades para la inversión y el comercio. A través de una asociación sólida y perdurable, la Unión Europea ha demostrado ser mucho más que un socio comercial; un amigo leal y un aliado comprometido con nuestro éxito colectivo. Sin embargo, en medio de la celebración, también debemos contemplar los desafíos que enfrentamos como comunidad global. La crisis climática, la desigualdad económica y la migración son realidades que demandan una respuesta colectiva y concertada. En este contexto, la Unión Europea ha demostrado un compromiso inquebrantable con la defensa de los derechos humanos, la justicia social y la sostenibilidad ambiental, ejemplificando así el espíritu de responsabilidad compartida.

En el culmen del mes de Europa, quiero expresar mi más sincera gratitud a la Unión Europea por su continua generosidad, su apoyo inquebrantable y su compromiso con el bienestar de nuestro país y nuestro pueblo. Su presencia simboliza esperanza en tiempos difíciles, una fuente de inspiración en momentos de desesperación y un recordatorio constante de los valores universales que compartimos como miembros de la familia humana. Mientras celebramos los logros del pasado, miramos con optimismo hacia el futuro, sabiendo que juntos, El Salvador y la Unión Europea, podemos alcanzar nuevas alturas de grandeza y prosperidad para todos nuestros ciudadanos. ¡Gracias, querida Unión Europea, por ser un socio tan excepcional y un amigo tan querido en nuestro viaje compartido hacia un futuro más brillante!

• Mauricio E. Valle Campo es especialista en Comunicación y Reputación