Desde la perspectiva humana y progresista, es contraproducente decir “volvamos a las sendas antiguas” sobre todo porque el avance de la ciencia es irreversible, la tecnología y el conocimiento caminan en la búsqueda imparable de la vida eterna, la humanidad se dirige hacia lo masivo, lo moderno, lo atractivo, y un nuevo orden mundial donde habrá un mayor control poblacional y alimentario, en otras palabras nos dirigimos hacia la autodestrucción, por la avaricia y el deseo desmedido de acumular riquezas de hombres desnaturalizados y dadores de sí mismo, que no tienen solidaridad ni amor al prójimo.

Todo ello los ha llevado a implementar políticas mundiales, exclusivas, por un lado, dado que no todos los seres humanos tienen acceso a una salud publica eficiente y de calidad, no todos tienen energía eléctrica ni agua potable, no todos pueden acceder a una vivienda digna. Por otro lado, hablan de inclusión, cuando les favorece para implementar políticas y leyes que son contrarias a las buenas costumbres, es así como han instaurado el matrimonio igualitario, donde se casan hombres con hombres y mujeres con mujeres, incluso promueven el aborto voluntario como algo normal.

De manera que todo ello es contrario al diseño de Dios, no se puede andar por ahí profanando el matrimonio y el vientre materno en nombre de la igualdad, ya que desde el punto de vista jurídico-filosófico, el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer para procrear vida, y poder proveer así ciudadanos al Estado, pero atentar contra la vida, no es inteligente, pero sí es un asesinato. Ahora bien, desde el punto de vista teológico y antropólogo, como otorgar derechos matrimoniales a personas del mismo sexo, si Dios y la naturaleza les ha negado tal posibilidad.

Dios es el autor de la vida, por lo tanto, un feto no es un manojo de células ni tampoco es un microbio como los del movimiento pro aborto y matrimonios igualitarios lo han querido hacer ver. El profeta Jeremías 1:5 lo dice así: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Solo las personas insensatas pueden pensar que lo que está dentro de un vientre de una mujer, no es un ser humano, de modo que la maldad no tiene límites, vivimos en una sociedad decadente e inmoral que a lo malo llama bueno y la bueno llama malo.

De tal manera que volver a las sendas antiguas evoca, lo tradicional, el recto proceder, la justa razón, lo moral, la honestidad y la solidaridad con el más necesitado. Una vez más el profeta Jeremías 6:16 lo dice de este modo: “Así ha dicho Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” es evidente que hacer lo correcto en mundo, torcido, donde la truhanería es lo normal, donde los padres alientan a los hijos ha realizar lo deshonesto, no es fácil.

Aun así, no debemos de desistir en hacer lo bueno en todo momento, el Apóstol Pablo, en Filipenses 4:8-9. Estableció un parámetro de rectitud “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad..... De modo que vivir en un mundo que está en decadencia en los valores, se vuelve casi imposible no pecar o dejar de caer en las artimañas de satanás, que ha venido para matar, hurtar y destruir, el Señor Jesucristo, nos pidió ser la sal de la tierra y luz en medio de las tinieblas.

Así que los animo a que no se dejen vencer del mal, tiene que prevalecer lo bueno, lo justo y lo recto, por ello es importante volver a las sendas antiguas, no permitas que la corrupción de unos te conduzcan por la oscuridad, tenemos que alumbrar ante un mundo convulsionado y ayudar en el amor del Señor Jesucristo, a las personas que ahora pasan diversas tentaciones.