El investigador y académico Óscar Picardo ve logros en el Gobierno actual en la salud, la seguridad y la educación de los salvadoreños, pero advierte desaciertos como los audios en donde un alto funcionario revela la ruptura de un pacto con las pandillas, escasa transparencia y mala relación con Estados Unidos.

Explica que la población opta por creerle al presidente por la capacidad que tiene el funcionario de transferir sus ideas y en la que los medios de comunicación quedan en desventaja, con menor credibilidad. Es, dice, una relación casi religiosa.

Prevé que el presidente de la República tendrá más oxígeno político con los proyectos de la República Popular China. Sin embargo, no cree que sea conveniente no tomar en serio o burlarse de medidas estadounidenses como las listas Engel o Magnitsky.

Se cumplen tres años de gobierno del presidente Nayib Bukele, ¿qué es lo positivo y lo negativo que podemos señalar?
Bueno, como todo gobierno hay luces y sombras, los seres humanos somos así hay aciertos, yo creo que haciendo un balance equitativo racional, sin pasión y basado en evidencia y sobre todo en nuestras mediciones que hacemos en la universidad, se destaca el tema de salud, seguridad y educación, son las tres áreas fuertes. Salud, por toda la campaña de vacunación, por la la respuesta que se dio en época de pandemia, seguridad pese a los bemoles de todo lo que ha sucedido con los audios de El Faro, el estado de excepción ha sido bien valorado por la gente y las capturas, pese a los señalamientos de violación de derechos humanos y, en tercer lugar, educación, por la entrega de computadoras y el manejo que se dio al sistema educativo en pandemia. Por otro lado, tenemos aspectos críticos, por ejemplo, el tema del bitcoin quizás ha sido señalado como uno de los yerros, la poca transparencia, es muy difícil conseguir datos e información, creo que eso es otro otro aspecto negativo, la mala relación con la prensa es un aspecto que daña un poco la situación democrática del país y en tercer lugar quizás la mala relación con Estados Unidos, un socio estratégico donde viven muchos salvadoreños de donde vienen las remesas y creo que se ha deteriorado esa relación y, bueno, eso se ha compensado con la cooperación de la República Popular de China.

¿Cómo se explica la alta aprobación al mandatario?
Nosotros hemos hecho ocho encuestas desde que está Bukele en el poder, ocho encuestas sistemáticas, son más de 10,000 datos y en todas aparece el Presidente con un alto registro, ¿a qué se debe?, por un lado, a que el Presidente ha atendido las necesidades del estrato socioeconómico más necesitado o bajo, bien sea con los $300, con los paquetes alimenticios en época de pandemia, con la entrega de computadoras, etcétera, son beneficios que probablemente la clase alta o media alta no valora o no es importante pero sí para las clases populares y, por otro lado, ha habido una campaña sistemática y muy fuerte para reforzar la imagen del Presidente sus programas a través de redes sociales, se producen muchos vídeos de YouTube de TikTok a favor del Presidente y eso ha ido consolidando según nuestras encuestas, sobre todo la gente de más bajos recursos y de menor escolaridad, que podrían representar un 50-60 % son los que están apoyando al Presidente, un sector minoritario de clase media también, y hay un sector crítico, quizás el más pensante, el académico, el universitario, que sí tiene esa capacidad de identificar aspectos más sofisticados de la democracia y de la economía.

Usted mencionó el tema de los audios publicados en los cuales se sostiene que Carlos Marroquín indica que el alza de homicidios se debió a la ruptura de un pacto con pandillas. El pacto fue lo que desprestigió a Arena y FMLN, ¿qué pasa hoy?, ¿a la gente le es inverosímil o no se han dado cuenta?
Este Presidente en estos momentos tiene una capacidad muy particular de transferir sus imágenes, sus ideas, y esa transferencia que se da en la Asamblea Legislativa en muchos ámbitos de Gobierno y que se da también en los medios, cuando el Presidente transfiere señalando cuáles son los medios opositores como él les llama y los medios amigos, o creo que afecta a nivel popular la credibilidad de El Faro, está afectada la confianza, verdad, por más que se presente evidencia, fotos, audios, vídeos, la gente sigue creyendo al Presidente, obviamente los audios son muy claros y reflejan una circunstancia poco discutible para personas que tengan una capacidad analítica particular de saber que ahí hubo una ruptura, pero hoy por hoy así como está la situación desde el punto de vista sociológico y antropológico, eso no es suficiente porque la gente podríamos decir casi está en un plano religioso con el Presidente, le creen y, si él dice eso no es verdad, la gente le cree también.

Si bien no se ha conocido que este Gobierno tenga una partida secreta, únicamente se sospecha del uso de Fopromid, sí se han señalado posibles casos de corrupción, ¿cómo valora la gente estos casos, los ignora o los perdona?
Creo que los ignora por esa capacidad de transferencia, sí es probable que existan esos casos, hay evidencia y trabajos periodísticos, lo que es evidente es la opacidad en la información, no hay datos, todo está reservado, entonces, uno se pregunta ¿por qué hay tanta información reservada?, se supone que se reserva información por temas de seguridad nacional pero ¿qué tienen que ver las vacunas o la compra de mascarillas o la entrega de computadoras con seguridad nacional? El Presidente dijo al inicio que, si alguien tocaba un centavo, iba a ir a la cárcel, aparentemente nadie ha tocado un centavo desde el punto de vista de su discurso, pero la gente cree ciegamente en lo que él dice y cree que todo esto puede ser una campaña de desprestigio. En ese contexto ignoran esa evidencia.

Durante este tercer año la Sala de lo Constitucional habilitó la reelección presidencial inmediata. Solo 16 % dice es inconstitucional.
De hecho, un vídeo del presidente Bukele en una entrevista muy claro él dice que el presidente Funes no se puede reelegir porque la Constitución lo limita, pero la gente está tan contenta que está pensando en la reelección. También, a la base, hay otro fenómeno, la reforma constitucional, es decir, la actual Constitución limita estrictamente la reelección, hasta señala que si un ciudadano la promueve pierde sus derechos, lo cual debería de haber un montón de ciudadanos sin derechos, pero es posible que esa reforma constitucional cambie las reglas del juego y, si las cambia, habría cómo queda la situación. Hoy por hoy la opinión ciudadana es un apoyo mayoritario a la reelección del Presidente y a la reforma constitucional también.

En su mayoría la democracia es apoyada expresamente por la población, ¿pero en el fondo el salvadoreño es autoritario?
Yo creo que hay un par de evidencias, recuerdo, hace cuatro o cinco años, la UCA publicó algunas encuestas donde la gente celebra y demanda un Gobierno fuerte o autoritario, que ordene, que ponga orden, entonces, da la impresión que eso es lo que está sucediendo y lo que ha sucedido con muchos casos en donde el Presidente ha sido firme en sus decisiones, el caso de Catalino Miranda, por ejemplo, que era un empresario intocable y de repente lo metieron preso, y así muchas otras manifestaciones de un corte autoritario, pero eso lo está celebrando y pidiendo la gente, verdad, aunque no nos parezca.

¿Qué tan vulnerable o fuerte es la imagen del Presidente?
El Presidente tiene oxígeno político a través de los proyectos de China para estos dos últimos años, viene la Biblioteca, la planta potabilizadora de agua, los juegos mecánicos del Puerto de La Libertad y la guinda del pastel que va a ser el estadio, eso le dará mucho oxígeno político, hay una condición importante, que es la situación económica, la gente vota pensando en su momento económico y, así como pinta la situación macroeconómica del país, el tema del bitcoin, el pago de los eurobonos, la ruptura con el Fondo Monetario Internacional (FMI), no sabemos cuál va a ser la condición económica para el año que viene y eso puede ser un aspecto fundamental en la decisión emocional del voto. Si la economía va bien, con estos proyectos que vienen, yo no tendría duda no solo que se pueda reelegir o escoger a alguien de su círculo cercano pero, si la situación económica se vuelve hostil, podría cambiar la situación, aunque no hay oposición tampoco. Si hoy en día Bukele dijera ‘No quiero gobernar ya de verdad’, ¿a quién vemos en el escenario político?, ¿a qué partido?, ¿qué liderazgo? Ninguno, verdad.

Pero hoy por hoy la opinión ciudadana es un apoyo digamos mayoritario a la reelección del Presidente y a la reforma constitucional también. La gente celebra y demanda un Gobierno fuerte o autoritario, que ordene, que ponga orden, eso lo está celebrando y pidiendo la gente, verdad, aunque no nos parezca”.


Muchos auguran una situación caótica que en un año habrá libertad de pandilleros y otros ven la posibilidad de que este sea el segundo logro real del Presidente, haber soltado la negociación con las pandillas y haber empezado a combatirlas, ¿qué opina?
Ese es un lado muy peculiar de los audios porque, si bien los audios reflejan esa supuesta negociación, también los audios reflejan que Bukele no se prestó al chantaje que le estaban haciendo y es ahí cuando reacciona, cosa que no se ha dicho mucho y que es una realidad, es decir, uno podría imaginarse que, bueno, intentaron dialogar para bajar los los homicidios, pero siguieron los chantajes y en determinado momento el Presidente dijo ‘No más, se acabó’ y empieza esta respuesta. El problema es que nuestras cárceles no reeducan, son ambientes hostiles, insalubres y todo esto a la larga podría tener un efecto colateral que no sabemos cuál es, es decir, tener uno se imagina un estadio Cuscatlán lleno de pandilleros, metidos en otros centros donde ya el hacinamiento es alto, entonces, ahí se podría estar dando un caldo de cultivo para el futuro con un pronóstico muy reservado de lo que pueda suceder socialmente. Porque, insisto, nuestro sistema carcelario no tiene esa capacidad de reeducar, sino más bien de hacer más sofisticado al criminal y eso a la larga podría ser peligroso para el país.



¿Qué esperaría usted de los próximos dos años de Gobierno?
La lista de deseos, ojalá que como se dice popularmente el Presidente le bajara dos rayitas de intensidad a su discurso, a su narrativa; mejore la relación con la prensa, que se transparenten los datos, que se mejore la relación con Estados Unidos y ojalá que la economía no colapse porque eso nos afectaría a todos, no solo a la imagen del Gobierno, mucha gente puede creer que esto es bueno para un cambio político, pero realmente, si tuviésemos un colapso económico, no solo el Gobierno, a todos nos va a llevar de encuentro, entonces, ojalá que el país mejore, que se diseñen políticas públicas más democráticas más acordes a las necesidades y sobre todo que se apueste mucho a la educación.

¿Qué debería hacer el Gobierno con las demandas económicas de la gente como pensiones del 70 % de los salarios?
Hay que ser realistas uno hay condiciones globales que no dependen del Gobierno como el precio del petróleo, las consecuencias de la guerra entre Ucrania y Rusia, la inflación global, eso no está en manos del Gobierno, pero sí tenemos que poner los pies en la tierra porque cualquier reforma de pensiones no va a ser como la gente se la imagina, es imposible tener una mejor pensión con los mismos ingresos y con el mismo limitado grupo de afiliados que hay, acordémonos que él su empleo es altísimo en El Salvador, entonces, es irreal aspirar a tener mejores pensiones en las condiciones que estamos, porque la base que está pagando los fondos para las pensiones del futuro es muy limitada.

Entonces, habrá que hacer una reingeniería muy particular o aumentar la edad de jubilación, cosa que no es popular o aumentar las cuotas, que no es popular, o que el gobierno subsidiara todo a eso que tampoco está en una capacidad fiscal de subsidiar, entonces, creo que en eso tenemos que ser realistas. No se puede aspirar a cosas muy imaginativas en condiciones fiscales tan precarias como las nuestras.

¿Debería mantener los programas sociales y los subsidios?
Bueno, sí, quizás con mejores niveles de focalización para que realmente lo reciban las personas que lo tienen que recibir, crear también mecanismos de presión porque no basta solo dar subsidios, hay que obligar a la gente a que, si tiene hijos en edad escolar estén en la escuela estén vacunados, estén con control sanitario, creo que eso es importante, verdad y cuidar mucho la calidad del subsidio.

La imagen internacional del Presidente no coincide con su imagen local, ¿qué tanto le puede influir ese desprestigio?
A la larga sí porque al final hay cooperantes, hay inversores extranjeros, entonces, si yo soy un inversor extranjero y tengo que decidir una apuesta por Centroamérica, probablemente escoja un país menos complicado, con un presidente menos volátil, más estable. Si hay gente que le gusta esto del bitcoin, pero es una minoría de empresarios, empresas globales serias probablemente no vengan a invertir aquí viendo todo lo que ha pasado, esa es la realidad. Cooperantes, tampoco, es decir, pueden haber algunos cooperantes, caso de Estados Unidos que siempre está preocupado por la migración, pero digamos, cualquier cooperante sensato ve que el Gobierno está gastando 15-20 millones en compra de bitcoin uno dice ‘bueno, quizás no es prioridad ayudar a esta gente y mejor voy a ayudar en otro país donde tengan más clara sus necesidades’.

El presidente dijo que iba a batallar contra el aparato ideológico hace un año. ¿Lo ha hecho?
Yo creo que sí, ha lidiado esa batalla con los periodistas independientes, con los medios, con oenegés, con fundaciones, con universidades también que no están de acuerdo con con sus políticas, es parte de la vida democrática el disenso y administrar disensos. Él tiene todo a favor, tiene la Asamblea, tiene el sistema judicial todo alineado, entonces, prácticamente es una batalla entre comillas fácil digamos de resolver y la forma como está actuando. Cuál va a ser el final de esta historia no lo sabemos, sí ha habido otras experiencias, ahí tenemos el caso de Honduras, de Juan Orlando, que hizo cosas muy similares, cambió jueces, se reeligió, obvió la Constitución y al final terminó preso en Nueva York, yo creo que hay que tomar nota de esas cosas, porque Estados Unidos, si bien ha bajado su tonalidad imperial sigue siendo un país demasiado influyente y demasiado poderoso como para burlarse de ellos o jugar con ellos, entonces, habrá que medir eso, verdad, la lista Engel, la lista Magnitsky, eso tarde o temprano tiene consecuencias, que uno a veces ni se imagina; que le quiten la visa no es nada pero pueden haber cosas más sofisticadas.

¿Se resolverá esta diferencia con un cambio de gobierno de EE.UU.?
Por lo que vimos, él tuvo una buena relación con Trump, lo que pasa que Trump no es un republicano típico y no estoy seguro si Trump va a volver a la arena con todo lo que hizo en el Congreso a Estados Unidos, es muy dudoso. Yo creo que hay muchas reservas tanto en el lado demócrata como republicano con la relación de él con el Congreso, que al final el Congreso es la gran puerta democrática de diálogo con Estados Unidos y creo que no pasa por un buen momento.

El perfil

Óscar Picardo, investigador

Cargo: Director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia.

Títulos: licenciatura en filosofía Universidad de Valencia, maestría en educación University of Lousville, posgrado en finanzas educativas en Harvard, maestría y doctorado en sociedad de información

Universidad Oberta de Catalunya.
Experiencia: catedrático universitario, fue asesor del Ministerio de Educación, entre otros.