¿Por qué los Acuerdos de Paz no están siendo planteados como farsa, sino como un legado para el país y el mundo?
Sentaron las bases para el futuro de El Salvador a partir de 1992 y con objetivos muy altos, muy importantes, como la democratización del país, el Estado de Derecho, la protección plena de los derechos humanos y la reconciliación nacional, en el sentido de participación política mucho más amplia que antes.
Una cosa son los Acuerdos mismos, que son buenos, otra cosa es cómo los partidos políticos en los años posteriores implementan o no los Acuerdos; los objetivos y los logros son muy importantes”.
Los actores de los Acuerdos de Paz toleraron a líderes que corrompieron instituciones democráticas creadas en los Acuerdos. ¿Cómo los salvadoreños deben aceptar como legado Acuerdos que luego se han deformado en la realidad?
Los Acuerdos hablan por sí mismos, no hay objeciones de principios sobre los Acuerdos con excepción de algunas omisiones importantes que señalamos en el informe –falta de atención seria a la atención a las víctimas, eso más en la implementación de los Acuerdos, la falta de atención al problema de violencia sexual y la falta de atención a la reforma económica. Una cosa son los Acuerdos mismos, que son buenos; otra cosa es cómo los partidos políticos en los años posteriores implementan o no los Acuerdos, lo que estamos diciendo es que los objetivos y los logros de los Acuerdos en términos de poner fin a un conflicto armado sangriento, para la población de El Salvador son muy importantes. Lo que vino después no sería culpa de los Acuerdos de Paz, sino de los avances o retrocesos en la historia política del país.
En El Salvador se discute una ley de justicia transicional que incluiría reparación y no está definido si llevará prisión o trabajos de utilidad pública. ¿Podría ser efectiva una ley de esta de 30 años?
El informe nuestro no se enfoca en cuestiones de hoy día en El Salvador, sino que lo que estamos diciendo es que los criterios señalados por los Acuerdos de Paz son criterios para toda sociedad y para siempre; y deben utilizarse para evaluar cuestiones coyunturales que surgen de vez en cuando, como los que usted menciona.
¿Cuáles fueron las grandes omisiones de los Acuerdos de Paz?
En primer lugar, no se dio atención al problema de la de la desigualdad y la pobreza en El Salvador, que fue una de los raíces de la guerra civil; en segundo lugar, la falta de atención a un enfoque de género y el problema de violencia sexual, esto hoy en día en cualquier país que tiene Acuerdos de Paz sería un tema prioritario según Naciones Unidas pero hace 30 años todavía no había recibido el énfasis merecido y, en tercer lugar, aun cuando los Acuerdos de Paz y las recomendaciones de la Comisión de la Verdad enfatizaron la necesidad de respetar y reparar a las víctimas, esto nunca se hizo en gran medida.
Un camino de una democracia abierta, pacífica, con respeto a los derechos humanos y el Estado de Derecho, con contiendas políticas, no bélicas, eso sería el mensaje de los Acuerdos de Paz para hoy y para siempre”.
¿Les cayó por sorpresa a ustedes la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz después de que publicaran el informe de la Comisión de la Verdad?
Era contrario a lo que se había comprometido antes del trabajo de la Comisión de la Verdad, había una ley de amnistía antes de nuestro trabajo, pero tenía una excepción, era precisamente que las personas nombradas por nosotros no gozarían de amnistía y, sin embargo, cuando nombramos a efectivamente a casi todo el mando militar de la Fuerza Armada, cambiaron su criterio y decidieron amnistiar a los mismos nombrados por nosotros. No puedo decir que fue gran sorpresa porque conocíamos la realidad de los militares de esa época, fue una realidad de insistir en la impunidad, sin embargo, fue contrario a lo que se había acordado en los Acuerdos de Paz y la ley de amnistía previa al trabajo de la Comisión de la Verdad. Fue una ley francamente, en la medida en que se aplique a crímenes de lesa humanidad, a crímenes graves contra los derechos humanos, vergonzosa, una ley de efectivamente de autoamnistiarse por parte de los militares que insistieron con el presidente Cristiani y con la Asamblea que firmaran una Ley de Amnistía que dio impunidad a los algunos de los acusados de crímenes atroces.
¿En que en qué colaboraba en la Comisión de la Verdad?
El rol que tuve fue supervisar algunas, no todas, de las investigaciones, contamos con 32 investigaciones a fondo, yo supervisaba un número. Segundo, aconsejar a los mismos miembros de la Comisión de la Verdad, que eran el expresidente (Belisario) Betancur, de Colombia, el excanciller (Reinaldo) Figueredo de Venezuela y el expresidente de la Corte Interamericana Thomas Buergenthal de Estados Unidos, aconsejarlos sobre cuestiones jurídicas de derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Tercero, una revisión de todo el texto para asegurar que era correcto antes de que se publicara. Fue un gran honor colaborar con el pueblo salvadoreño y con las Naciones Unidas en el intento de buscar la verdad, una verdad que había sido distorsionada, escondida y victimizada por mentiras a lo largo de los 12 años de la guerra.
Algunos actores le han restado valor al informe de la Comisión de la Verdad, señalando que la mayoría de involucrados son militares o de la derecha.
No es cierto afirmar que la Comisión solamente informó sobre los crímenes por parte de los militares y los Escuadrones de la Muerte aliados con la derecha, también investigamos, publicamos y condenamos, no penalmente, pero a lo menos condenamos en nuestras conclusiones, a varios comandantes del FMLN y varios efectivos del Frente por sus delitos en contra del derecho internacional. El hecho de que condenamos a más crímenes por parte de los militares que por parte del Frente obedece a la realidad de las cifras, recibimos 22,000 denuncias de delitos, como 85 % eran por el lado de los militares y como 5 % por el lado del Frente. Entre los 32 casos, probablemente más que 5 % de los casos investigados a fondo trataron de crímenes cometidos por el Frente.
Entiendo en parte que la Policía no es capaz de manejar todo el problema masivo de delitos en El Salvador; sin embargo, es lamentable que los militares han tenido que ser llamados a participar en lo que corresponde a la Policía”.
¿Hay pruebas sólidas de que cada uno de los crímenes fue cometido por los involucrados que se mencionan en el informe?
Sí, en absoluto, el criterio de la Comisión era que no (podíamos) nombrar a nadie por responsabilidad por algún alguna violación de grave de derechos humanos sin contar con pruebas contundentes de su responsabilidad. Tuvimos que contar con cuanto menos dos fuentes creíbles e independientes, en todos los casos que recuerdo contamos con mucho más que dos fuentes independientes. Además, dimos en cada oportunidad para la persona señalada de dar su versión de los hechos. Entonces, si hubo alguna prueba absolutoria, con mucho gusto la recibimos. La prueba es que nunca, a mí conocer, nunca se ha desmentido ningún nombramiento por parte de la Comisión de la Verdad, de nadie, con pruebas contrarias a lo que hicimos. Éramos supremamente cautelosos porque sabíamos que, si se puede probar que la Comisión se equivocó en alguna conclusión de hecho, habría sido utilizado por los enemigos de la verdad, los encubridores, para intentar desprestigiar y desacreditar a todo el informe y eso no pudimos permitir porque el único valor del informe era su credibilidad.
La Comisión dio recomendaciones concretas como las reformas en la Fuerza Armada, seguridad pública, sistema judicial, protección a derechos humanos, ¿cómo ha visto El Salvador en estos temas después de las recomendaciones?
Un panorama muy mixto creo yo, en temas de derechos humanos algunas mejoras importantísimas. Primero, se puso fin a las masacres masivas de la guerra como la masacre del Mozote y otros muchos durante la guerra, eso en sí fue un logro muy importante. Segundo, se terminó el fin del patrón sistemático de desapariciones forzadas por motivos políticos, eso habría afectado a miles de personas en El Salvador y y eso se terminó.
Por otro lado, habríamos deseado una participación por parte de los militares solamente en cuestiones de defensa nacional y no en cuestiones que corresponden a la Policía, sin embargo, esto no se ha podido lograr en la medida que habría sido deseable, entiendo en parte que la Policía no es capaz de manejar todo el problema masivo de delitos en El Salvador; sin embargo, es lamentable que los militares han tenido que ser llamados a participar en lo que corresponde a la Policía. Segundo, se creó la Policía Nacional Civil, antes la Policía era parte del Ministerio de Defensa y el hecho de crear una Policía Civil fue importantísimo para que sea desmilitarizada y, sin embargo, muchos de los participantes en la Policía Nacional eran excombatientes con capacitación militar y ha habido muchas más violaciones de derechos humanos por parte de la Policía Nacional no totalmente civil en la realidad que habría sido nuestro objetivo. Entonces, el panorama es mixto, lamentablemente.
Cuando nombramos a efectivamente a casi todo el mando militar de la Fuerza Armada, cambiaron su criterio y decidieron amnistiar a los nombrados por nosotros... Fue una ley francamente vergonzosa, que dio impunidad”.
¿Se debió haber creado un ente de observación internacional a largo plazo para verificar el cumplimiento de Acuerdos?
En absoluto, habría sido deseable. Esa misión se dio a Onusal durante un par de años, a lo menos a lo largo del año 94, pero el problema era que no había un entendimiento político suficiente por parte e las autoridades de Naciones Unidas, que cuando se trata de democratizar un país, de cambiar un patrón de violaciones a un respeto para los derechos humanos, de cambios institucionales, eso no se hace en un par de años. Se necesita una supervisión de largo plazo y eso no se hizo de manera suficiente, por supuesto, siempre hay una vigilancia de de todo país en materia de derechos humanos por los relatores temáticos del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas pero para una situación como El Salvador a principios de los años 90 un mecanismo de supervisión internacional habría sido aconsejable y no se hizo más allá de Onusal.
¿Cuál es la gran lección que deberíamos entender los salvadoreños 30 años después de la firma de los Acuerdos de Paz?
Pues la gran lección relacionado con los Acuerdos de Paz, creo que son dos: del pasado, el hecho de poner fin a la guerra, que no es cosa fácil, negociar fin de cualquier guerra civil es una cosa difícil y se logró, y eso es un un logro histórico para el país que no se debe olvidar. Segundo, el hecho de que abrió la puerta a una política participativa por los excombatientes, por los dos lados, que después de los Acuerdos ya son partidos opuestos, pero pacíficamente, por métodos políticos en vez de bélicos, eso también es un gran logro histórico y el país no, a nuestro juicio, no debe olvidarse de esos dos grandes logros de la historia. Y, segundo, para el futuro, es decir, el futuro después de 92, los 30 años que hemos vivido y los 30 años que vienen, el camino que se señala en los Acuerdos de Paz, un camino de una democracia abierta, pacífica, con respeto a los derechos humanos y el Estado de Derecho y con una convivencia social, con contiendas políticas y no bélicas, esos son los criterios para cualquier país que quiere vivir con bienestar para toda la sociedad. Eso sería el mensaje de los Acuerdos de Paz para hoy y para siempre.
El perfil
Douglass Cassel, exasesor de la Comisión de la Verdad
Profesión: Abogado estadounidense, especialista en derecho internacional de derechos humanos y derecho humanitario.
Experiencia: Fue consultor del Gobierno de Colombia en negociaciones de acuerdos de paz con las FARC.
Experiencia académica: Profesor de la Universidad de Notre Dame 2005-2008, director del Centro de Derechos Civiles y Humanos.