Un 78.3 % dijo haber sido castigado físicamente con diferente frecuencia. Solo un 21.6 % declaró nunca haber recibido castigos físicos como forma de corrección.
¿Con qué frecuencia los recibían? Según el estudio, un 20.5 % o dos de cada diez salvadoreños eran castigados de manera “muy frecuente” y un 15.3 % de forma “frecuente”. Cuatro de cada diez salvadoreños, 42.5 %, fueron castigados físicamente de manera “poco frecuente”.
El tipo de castigo más recordado por los salvadoreños fueron los cinchazos o los chancletazos, que fueron mencionados por el 29.9 %, casi la tercera parte de la población.
Sin embargo, la mayoría no detalló o no recordó qué tipo de castigo recibía. Un 3.6 % dijo haber recibido “golpes indistintos” y a menos de 1 % le tocó hacer planas o estar encerrados o aislados como castigo.
Para más de la mitad de los salvadoreños, 56 %, el castigo físico no es necesario para que los niños sean buenos ciudadanos. Solo para el 25 % es necesario –incluso muy necesario– ya que para el 18.6 % solo es “algo necesario”.
En el estudio, un 49.9 % dijo considerarse “colérico y enérgico”.