El presidente tiene una popularidad mayoritaria y la oposición disminuida. ¿Hay oposición política?
Oposición política sí hay en la base de la sociedad, pero partidista, no hay. Hay que ser el contrapeso con esa popularidad que tiene, que es innegable. Por eso a esa oposición social en la base le está costando arrancar y tener peso en la realidad nacional. La popularidad de él tiene que mucho ver con sus orígenes, haber venido del FMLN, haber arrastrado a tanta gente del FMLN a votar por él.
¿No hay oposición?
Política partidista, no. Por eso uno le encuentra lógica a que Claudia Ortiz, que se perfilaba como posible candidata a competir por la Presidencia en otras elecciones haya dicho que no, que prefiere seguir en la Asamblea Legislativa. Y más con el hecho de que se va a lanzar de candidato, violando la Constitución.
¿A qué se debe el éxito de la figura de Nayib Bukele?, ¿es propagandístico o hay algo más?
En la base se debe al fracaso del FMLN. Si la gente no se desencanta con Arena, el FMLN nunca hubiera ganado; la cantidad de votos que logra Funes contra un director de la PNC era para ganarle por bastante y le ganó por 70,000 votos. Después, vino el fenómeno de Bukele, el Frente lo engendró, lo maleducó y hasta lo iba a lanzar de candidato para lograr un tercer periodo, no por la justicia, la revolución, no, era porque querían seguir otro periodo ahí, mamando de la teta del Estado. Así fue que Bukele llegó, todos desencantados del FMLN, que incluía a los desencantados por Arena, votaron por Bukele; la diferencia entre los votos por Bukele con los de Sánchez Cerén e incluso con los de Norman Quijano no es mucho.
Las encuestas, que destacan la pregunta de aprobación, no intención de voto, dicen que el 80 % o un poco más aprueba algo o mucho al presidente Bukele.
Sí porque llega él y llega la pandemia y con la pandemia vienen 300 dólares, paquetes de medicinas, paquetes alimentarios, con dinero de nuestros impuestos pero como que era Bukele.
¿Y está bueno?
Si se hubieran hecho focalizados, creo que sí. Aquí en El Salvador no son focalizados porque tienen fines electoreros y este no ha dejado de hacer propaganda desde que llegó, igual que los anteriores. La pandemia le sirvió la mesa para aprovecharse de eso.
¿Qué hace atractivo a Nayib Bukele?
Primero, un discurso fluido, la única vez que lo he visto tartamudear fue cuando en aquella reunión del gabinete de seguridad a la cual asistió Raquel Caballero de Guevara, habló del caso de Karla, de la joven capturada por el régimen de excepción y que abortó. Y el gasto en publicidad impresionante también.
Todo esto que está pasando ha cambiado las ideologías del salvadoreño, ¿es el fin de las ideologías?
No empieza ese fin de las ideologías con Bukele, empieza desde antes, la lucha ya no es socialismo versus capitalismo, ahora se ha impuesto el cinismo, es la ideología que está triunfando, usted ve cinismo en los gobiernos de Arena, en los gobiernos del Frente y en este gobierno.
¿Cinismo en función, no de una idea, sino de qué?
De intereses de grupos, ya sea familiares o económicos.
¿En El Salvador ya no es atractivo el conservadurismo de la derecha o las promesas de justicia social de la izquierda?
Si eso no se traduce verdad en hechos concretos, termina volviéndose humo, se convierten en vendedores de humo, hablan de esas ideas trasnochadas. El Salvador ha tenido oportunidades que llegan a generaciones como la mía, tengo recuerdos políticos de 1960 cuando mi papá era secretario general de Universidad de El Salvador. Yo lo vi entrar cuando tenía cuatro años con la cabeza vendada, la camisa ensangrentada y el brazo quebrado, se había metido la Policía Nacional... Después la Unión Nacional Opositora (UNO), después las organizaciones de masa del Bloque Popular Revolucionario (BPR), después se viene la guerra, pero la esperanza que después de la guerra algo iba a haber, vienen los Acuerdos de Paz, tanta esperanza en medio de un pueblo desesperado. Cuando hay esperanza, el pueblo avanza pero, cuando hay desesperación sin esperanzas, puede volver a estallar y el círculo que estamos viviendo va por ese lado.
¿Es posible que esa esperanza de la población se deposite en algún partido de oposición del futuro cercano?
No, en el futuro cercano, no. La idea es que hay que trabajar adentro con la organización de la gente porque tarde o temprano la gente se va a desencantar también de este proyecto.
El Salvador a lo largo de la historia gira en torno a un eje que se llama impunidad, que es lo que permite corrupción, violencia, crimen organizado; mientras gire por ahí va a estar dando vueltas en el mismo lugar y cíclicamente está tocando fondo, como ya ha pasado.
El levantamiento de los pueblos nonualcos y Anastasio Aquino; 1932, el levantamiento de los pueblos originarios del Occidente con Feliciano Ama; 1972, el fraude electoral; 1981 estalla la guerra; 1922, acuerdos y se entra una posguerra violenta. Son ciclos que nos llevan nuevamente a tocar fondo.
Para mí la salida está en trabajar adentro, donde la gente está sufriendo, para organizarse con base en la historia salvadoreña, para decirles: la solución no está ni en Bukele ni en Funes, ni en Saca, ni en Duarte, la solución está en la gente. Generar un sujeto político y social con base en la Declaración Universal de Derechos Humanos, es lo más subversivo que puede haber en contra de un ordenamiento social como el que estamos viviendo porque ahí se habla del derecho a la vida, a la igualdad. Sobre esa base, generar un movimiento nacional de víctimas demandantes, ¿quién no es víctima en este país de algo? Si más adelante ese sujeto tiene la capacidad de procrear un partido político, pero no es al revés.
¿Es posible? ¿Y la apatía del salvadoreño actual?
La apatía de ahora la comparo con el miedo del pasado. Y se pudo organizar a la gente a pesar del miedo a la represión. Ahora es la apatía producto de un manejo de la comunicación. Al final de cuentas terminan siendo ídolos con pies de barro y se caen.
¿Qué debe hacer un partido político para ser alternativa electoral?
Lo que le decía, nacer de la gente, ser engendrado por la gente, por esa población que está sufriendo. Mientras tanto vamos a tener a Bukele dos o tres periodos.
¿Van a desaparecer los partidos políticos opositores?
No, si el Frente dijo que iba a participar en las presidenciales... Esos partidos políticos, que yo no me identifico con ninguno, deberían de dar la batalla, pero en la presidencial es legitimar la violación constitucional con la reelección. Lo dije hace años, pero la gente antes me miraba mal, que el FMLN y Arena van a terminar como PDC y PCN del siglo 21. Quizás quienes desaparezcan sea el en el PDC y PCN, pero por eso están aliados con Bukele.
¿Qué tipo de gobierno espera con un segundo mandato de Bukele?
Un gobierno que progresivamente va desencantando a la gente, está en las medidas que va a tener que tomar porque están quebrando, esa lectura había que hacer con el tema de las pensiones; este proyecto es mucho más neoliberal que los anteriores. Vienen megaproyectos para las zonas especiales de desarrollo, que el Frente las quiso meter también, sí. Ahora es más profundo en materia de neoliberalismo.
Pero están dando subsidios.
Los dio Saca y Funes. Pero al final de cuentas pan para hoy y hambre para mañana, no es sostenible. Por eso digo, la pandemia le cayó del cielo. Que ha sido más hábil que los anteriores, obviamente, en todo, pero en esencia, lo mismo.
¿Cómo evalúa a la Asamblea Legislativa?
Más no pueden agachar la cabeza. No digo que las otras han sido buenas. Ahora regresamos a la época del partido único y nadie dice nada, ni los de Arena ni los del FMLN, la única voz disonante se llama Claudia Ortiz, que está demostrando como debería de ser alguien que llegue a la Asamblea Legislativa.
El perfil
Benjamín Cuéllar, fundador de VIDASActividad actual: fundador y miembro de Víctimas Demandantes (VIDAS).
Trayectoria: fue director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Fue uno de los demandantes de contra la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz.