“Hace tres años vivimos un golpe a la democracia, era un avance de lo que El Salvador viviría en los siguientes años”, escribió Carlos García Saade, presidente del Consejo Ejecutivo Nacional de Arena, partido de derecha.
Lourdes Argueta, integrante de la Comisión Política del FMLN, aseguró que se quebrantó la separación de poderes del Estado y exhortó a no repetir “nunca más” esas acciones. Del mismo partido de izquierda, la diputada Anabel Belloso manifestó que el presidente “militarizó e invadió la Asamblea Legislativa” y dio una alerta de la “concentración de poder” que habría después, “pasando por encima de la ley, violando derechos humanos”.
Para el director ejecutivo de Nuestro Tiempo, Andy Failer, el 9F mostró que “este país está bajo la amenaza de una dictadura”, ya que “no es normal” en una democracia “utilizar al Ejército para usurpar otros órganos del Estado”.
Claudia Ortiz, legisladora del partido Vamos, exhortó de la misma manera a no repetir las acciones ni a olvidarlas. “El que se sale con la suya usando la fuerza no escuchará a nadie jamás”, escribió.
El 9 de febrero de 2020, la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) ingresaron a la Asamblea Legislativa junto al presidente de la República, Nayib Bukele; el objetivo era desarrollar una sesión plenaria convocada por el Consejo de Ministros para aprobar un préstamo de la fase III del Plan Control Territorial que la oposición se negaba a respaldar. Un diputado encargado de seguridad aseguró, un día después, que la Policía Nacional Civil tomó el control de los portones y luego ingresaron los elementos de la Fuerza Armada.
El gobierno ha defendido el ingreso del presidente al Legislativo; el vicepresidente Félix Ulloa aseguró en 2021 que el local estaba “vacío” y que “los pocos que estaban eran diputados” que apoyan al mandatario. “No es lo mismo que te sigan cuando entras en un sitio a que tú accedas a un sitio con el objetivo de tomarlo”, dijo en una entrevista a Europa Press.