El Código Electoral salvadoreño establece que determinados funcionarios no pueden ser electos como magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y exige unos requisitos mínimos.

El artículo 44 exige a estos funcionarios ser salvadoreño, mayor de 30 años, del estado seglar, de notoria instrucción y honradez, estar en el ejercicio de los derechos de ciudadano o ciudadana y haberlo estado en los cinco años anteriores a su elección.

Además, según el artículo 45 del Código Electoral, no podrán ser magistrados del TSE:
  • Presidente y vicepresidente.
  • Designados a la Presidencial
  • Ministros y viceministros.
  • Presidente de la Asamblea Legislativa.
  • Presidente y magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
  • Presidente y magistrados de la Corte de Cuentas de la República (CCR).
  • Fiscal General de la República.
  • Procurador general de la República.
  • Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos.
  • Militares de alta o que hayan estado en los tres años anteriores al inicio del periodo de su elección.
  • Funcionarios que ejerzan la jurisdicción judicial (jueces).
  • Cónyuge o parientes por adopción o dentro del cuarto grado de consanguinidad o el segundo de afinidad de alguno de los magistrados del TSE.
  • Quienes hayan manejado fondos públicos si no obtienen finiquito.
  • Contratistas y subcontratistas de obras o empresas públicas que se costeen con fondos del Estado o municipio.
  • Deudores de la hacienda pública.
  • Los inhabilitados para ejercer el sufragio.

La Asamblea Legislativa dejó pendiente la elección y juramentación de los nuevos magistrados del TSE que debieron iniciar su quinquenio el 1 de agosto pasado, pese a que la Comisión Política de la Asamblea Legislativa emitió un dictamen favorable luego de las entrevistas a 30 candidatos, tres por cada cargo a nombrar, entre propietarios y suplentes. Los diputados de Nuevas Ideas aún no explicaron públicamente la razón del retraso en el nombramiento.

El presidente legislativo, Ernesto Castro, tampoco convocó a la Comisión Política, al cual fue regresado el dictamen favorable a petición de Nuevas Ideas, antes de las vacaciones agostinas.