El Salvador se prepara para un regreso paulatino de la economía tras casi tres meses de un paro preventivo para evitar la propagación del COVID-19.

Uno de los primeros sectores en paralizar sus operaciones fue el de restaurantes, que tuvo que pausar sus servicios en mesa desde el pasado 18 de marzo, dos días antes de que entrara en vigor la cuarentena domiciliar ordenada por el Ejecutivo.

Hasta la fecha, la operación del sector se ha disminuido al mínimo ya que oficialmente solo un reducido número de establecimientos pueden operar mediante el esquema de entregas a domicilio.

Leo Guzmán, presidente de la Asociación de Restaurantes de El Salvador (ARES), dijo la semana pasada que el sector enfrenta severas dificultades, pero ve con optimismo el plan de recuperación que propone el Ejecutivo ya que permitirá sumar operaciones en la modalidad para llevar.

Sin embargo, califica a la situación del sector como “muy grave” y anticipa que el rubro no ha recibido ningún tipo de ayuda. En abril, una representación de ARES solicitó a la Asamblea Legislativa medidas para establecer moratorias para el pago de las contribuciones a las Administradoras del Fondo de Pensiones (AFP) y del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), además de apoyos crediticios para financiar las operaciones.

Guzmán sostiene que el sector ha tenido que cumplir con las obligaciones salariales hasta donde ha podido, que a veces depende de acuerdos entre empleadores y empleados y que la ayuda solicitada nunca llegó.

ARES agrupa a unos 500 restaurantes, sin embargo, el sector tiene más de 3,000 establecimientos en el territorio y la mayoría está en paro desde el 17 de marzo.

De acuerdo con estimaciones preliminares de ARES, un 20 % de los restaurantes podría cerrar definitivamente. El sector ve una oportunidad por las autorizaciones que regirán desde el 16 de junio, con la primera fase de la reactivación, la que le permitirá sumar a los negocios la opción de venta “para llevar”, adicional al de entregas a domicilio que no se detuvo durante las cuarentenas.

Sin embargo, Guzmán deja claro que el servicio de “delivery” no es para todos, mientras advierte que junto con la crisis económica, derivada del COVID-19, se prevé una merma en las ventas.

El líder gremial dijo en el programa Pencho y Aída que hay un cambio natural en cuanto a la demanda de comidas y sobre todo hacia la comida gourmet en tiempos de crisis. Agrega además que la gente pide lo más práctico, como la comida rápida.

 

Sector diverso y disperso

Guzmán dijo que, además del 20 % con riesgo de no poder abrir, un 30 % de las empresas del sector podrían hacerlo con dificultades. Los restauranteros están con la mira puesta en el 7 de julio fecha en la que se espera se inicie la segunda fase de la reactivación en donde el sector finalmente podrá abrir sus puertas y atender en mesas.

El cronograma del Ejecutivo establece en la fase dos que “restaurantes con espacios abiertos y cerrados podrán operar con una mesa de distancia” y otros protocolos sanitarios, en esa misma etapa se autorizará la circulación del transporte colectivo.

El presidente de ARES explicó que como gremio ya tienen planeado aplicar protocolos que incluyen atención solo por citas, toma de temperatura para los comensales y los trabajadores, separación de dos metros entre mesas y la operación de los establecimientos al 50 % de su capacidad, entre otros criterios que están recogiendo en los protocolos para el sector.

Se estima que solo la operación de los socios de la Asociación generan empleos para unas 25,000 personas y en conjunto con la actividad hotelera representan un volumen de negocios con un aporte anual que supera los $709 millones, pero su peso como sector total es por mucho mayor.

Más allá del concepto tradicional de restaurantes, el sector de alimentos preparados es muy amplio e incluye pequeños negocios que van desde la venta de antojitos callejeros, pasando por pupuserías de todo tamaño, comedores y negocios medianos.

Pedro Julio Hernández, miembro de la Coordinadora Nacional de Vendedores, explicó la semana pasada que el sector informal también se prepara para un retorno seguro.

Los comedores de áreas como el Centro Histórico de la capital, dijo, tienen recursos limitados y están buscando opciones para mantener el distanciamiento entre comensales y están evaluando el uso de pliegos de plástico para separar mesas.

El sector informal trata de organizarse y lo hace mediante la adopción de los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (ver infográfico) con el apoyo de la municipalidad de San Salvador con el objeto de proteger no solo a los comensales, sino a los consumidores en general.

 

Reapertura



07/07/2020

II FASE

Según el cronograma para la reactivación, los restaurantes podrán abrir servicio de mesas desde el 7 de julio.