Sin ceremonia ni música, los equipos entraron por separado en la cancha. No hubo saludos entre los jugadores, ni niños acompañándoles, como tampoco ninguna subida de adrenalina sonora cuando llegaron las primeras acciones. En Leipzig, que recibe al Friburgo, algunos jugadores incluso mantuvieron las mascarillas durante el calentamiento.
Esas mismas escenas se habían producido antes, con cuatro partidos de la segunda división que comenzaron a las 11h00 GMT, con el mismo protocolo sanitario estricto.
En Dortmund, el ambiente de la ciudad no tiene nada que ver con el habitual en un día de partido, constató un periodista de la AFP.
Varias furgonetas de la policía estaban posicionadas, sobre todo en las afueras de la estación de tren, para evitar la concentración de aficionados. La policía hizo un llamado para instar a los hinchas a quedarse en casa.
"Más vale partidos a puerta cerrada para frenar la progresión de la epidemia que una catástrofe sanitaria", admitió Nicole Bartelt, de 44 años y aficionada del Dortmund, reconocible por vestir la camiseta del BVB, que verá el partido de su equipo en casa de unos amigos, respetando las medidas de distanciamiento que exigen las autoridades.
- Espejo para otros campeonatos -
Pionera en Europa entre los grandes campeonatos, sobre la Bundesliga recae la responsabilidad de mostrar el camino: el éxito o fracaso de su intento de retomar y terminar la competición puede ser determinante para los planes de otros países.
Si consigue disputar las nueve jornadas que le quedan para el final, Alemania habrá demostrado al mundo que el deporte profesional de primera línea puede sobrevivir a la COVID-19, pero una nueva interrupción antes del final lanzaría un mensaje muy negativo.
Los jugadores y miembros del cuerpo técnico se someten a test regulares y han tenido que estar concentrados y aislados toda esta semana.
Dos entrenadores de clubes de la primera división alemana no podrán vivir en el banquillo este fin de semana de regreso de la Bundesliga por haber violado esa cuarentena.
Se trata de Heiko Herrlich (Augsburgo), que salió del hotel para comprar pasta de dientes y una crema dermatológica, y Urs Fischer (Unión Berlín), que abandonó voluntariamente la concentración por el fallecimiento de un familiar.
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- "El mundo entero nos mira" -
"El mundo entero nos mira", constató el viernes el entrenador del Bayern de Múnich, Hansi Flick. "Puede ser una señal para todas las demás ligas y puede permitir al deporte regresar en todas partes", apuntó.
El regreso del fútbol "es una buena señal", destacó este sábado el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin. "No sólo es fútbol. La gente está deprimida por el confinamiento y la incerteza. El fútbol trae una cierta normalidad y energía positiva. Hace más fácil quedarse en casa cuando puedes ver deporte" por televisión, declaró al canal BeIn Sport.
Pero en Alemania, una mayoría de la opinión pública no es favorable a esta reanudación del campeonato: un 56% de las personas preguntadas al respecto en un sondeo esta semana se mostraba en contra.
"Tenemos una responsabilidad gigantesca", reconoció el viernes el presidente del Borussia Dortmund, Hans-Joachim Watzke.