Este jueves, el Centro de Progreso Social (CPS), una división de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) y la Fundación Poma, presentó los resultados de un estudio que evidencian que la pandemia del covid-19 dejará graves retrocesos en materia de salud, educación y libertades individuales en El Salvador.
La investigación retoma la metodología del Índice de Progreso Social (IPS), una herramienta que "tiene como objetivo medir el bienestar en las sociedades, a partir de indicadores sociales y medioambientales". La herramienta es creada y compilada por el Social Progress Imperative de Estados Unidos y en El Salvador se aplica a través de su socio la Fundación Poma.
La Fundación Poma aseguró que "reconocemos que El Salvador ha logrado avances en materia de progreso social después de la firma de los Acuerdos de Paz. En un principio, la mejora de indicadores relacionados a salud y educación fue acelerada. Sin embargo, con el pasar de las décadas comenzamos a tener resultados más modestos, mientras que otros países de la región fueron más efectivos para aumentar sus niveles de bienestar".
Estos avances están aún en mayores riesgos por los desafíos que implanta la pandemia del covid-19. A luz de los resultados del estudio, las áreas que mayor retroceso sufrirían son salud, educación y garantía de derechos individuales, como libertad de expresión.
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Alejandro Poma, vicepresidente de la Fundación Poma, explica que la empresa privada apoyó durante los meses de mayor crisis por la pandemia con donativos e inversiones que luego se canalizaron con el movimiento +Unidos Somos+. El también empresario asegura que el sector empresarial está presto a apoyar a la recuperación pero, advierte, que se deben dar las condiciones de estabilidad política y respeto al Estado de Derecho.
¿Cuál podría ser el nuevo rol de la empresa privada para apoyar a la sociedad salvadoreña a salir de la crisis generada por la pandemia?
La empresa privada siempre ha manifestado un compromiso con el crecimiento económico y el desarrollo social de El Salvador. A través de Fundación Poma, y otras organizaciones como FUSAL y ESEN, en donde tenemos un liderazgo activo, estamos impactando en áreas importantes como educación y salud, por medio de diferentes programas.
Estamos convencidos de que el sector privado tiene un rol relevante en la construcción de una sociedad con más oportunidades. Este momento es una oportunidad para que evaluemos qué podemos mejorar, cómo generar mayor impacto con las limitaciones de recursos que existen y que nos apoyemos en datos y tecnología.
El movimiento +Unidos Somos+ es un muy buen ejemplo de cómo el sector privado decidió coordinar sus esfuerzos para atender de manera eficiente las necesidades más apremiantes a raíz de la pandemia y las emergencias que hemos enfrentado durante los últimos meses. A la fecha, los recursos gestionados por este movimiento suman más de $18.6 millones.
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Con la crisis por covid-19 se generó un ambiente de incertidumbre entre el Ejecutivo y el sector privado por temas de coyuntura, ahora en fase de recuperación ¿cómo podrían articular esfuerzos para responder a los grandes desafíos que implanta la pandemia en temas de salud y empleo?
Lo primero que debe darse son condiciones de estabilidad política y respeto al Estado de Derecho. Esto ayudaría a generar un ambiente de confianza hacia adentro y con la comunidad internacional. Los empresarios siempre hemos estado enfocados en que El Salvador salga adelante a través de la dinamización de la economía, la generación de empleo y la creación de soluciones estratégicas para proteger el progreso social. La crisis generada por la pandemia no es la excepción.
Por otro lado, es importante que el sector público evalúe de manera técnica y objetiva sus decisiones en materia económica y social y que las ejecute con eficiencia y probidad.