La Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde) alertó ayer que las bajas tasas de interés de los préstamos y la poca demanda de crédito por parte de las empresas ponen en riesgo la rentabilidad de la banca salvadoreña, aunque el sistema financiero se mantiene sólido y saludable.

El tanque de pensamiento presentó este martes una evaluación de la situación económica y fiscal de 2017, en la cual destacó que la cartera de créditos crece este 2017 a un ritmo anual del 5.7 %, pero la tendencia mes a mes muestra un desaceleramiento, ya que en enero pasado avanzó 5.5 % respecto al mismo mes de 2016 y en octubre aumentó 4.5 % frente al dato del año anterior.

Este comportamiento en el otorgamiento de créditos hace que los bancos mantengan constantes las tasas de interés con el fin de motivar la demanda de financiamiento.

Mientras las tasas de los préstamos se mantienen constantes, las de los depósitos suben, reduciendo el llamado spread bancario (la diferencia entre las tasas de créditos y depósitos), incidiendo en la rentabilidad de las instituciones bancarias, explicó Carlos Pérez, asesor del Área de Macroeconomía y Desarrollo de la Funde.

“Habría que ver si bajan (los bancos) más las tasas de los préstamos, como Japón a 0 %. El problema de eso es que los bancos tienen que pagar también los depósitos y esto ha ido creciendo de manera muy lenta, porque los bancos están ganando muy poco”, indicó.

Pérez detalló que el 44 % de los créditos otorgados en 2017 tiene por destino el consumo, ello equivale a $210.3 millones, mientras que el restante 56 % se distribuye entre los sectores productivos del país. Así, del total de préstamos entregados, el 19 % es para comercio, 6 % para construcción, 9 % para vivienda, 4 % para la cadena agropecuaria, otro 4 % para transporte y el 3 % para otros rubros de la economía.

“Se debe a que los sectores productivos no están demandando demasiados recursos para invertir. Un poco contradictorio con el crecimiento de la economía, que se nutre bastante de las remesas familiares. La gente gasta porque recibe remesas y eso se invierte en productos importados, es decir, la producción interna no está tan pujante”, agregó.

El resto de indicadores del sistema financiero, destacó Pérez, se mantienen saludables.

 

Crecimiento económico

A pesar de que la incertidumbre por el impago que sufrió El Salvador en abril pasado y el clima de inseguridad, la Funde prevé que la economía salvadoreña crezca al cierre de 2017 un máximo de 2.3 % y un mínimo de 2 %, motivada por el desempeño positivo de indicadores, como la captación de remesas o el aumento de exportaciones.

Según el Banco Central de Reserva (BCR), hasta octubre pasado, las exportaciones salvadoreñas crecieron 5.7 % y acumularon $4,774.2 millones. Sin embargo, el comercio de productos tradicionales, como el café, mantienen una tendencia hacia la baja, agregó Pérez.

“Las exportaciones no se han recuperado del nivel que tenían antes de la crisis de 2009. Han crecido un año y bajan otro, pero cuando hacemos un análisis tendencial en el largo plazo vemos que se mantienen estancadas”, agregó el economista.