El proyecto Reclima incluye a los pueblos indígenas para promover sus conocimientos en la agricultura. /FAO


Antes de la conquista española en el actual territorio salvadoreño, los indígenas mantenían un esquema de producción agrícola enfocado en no dañar la naturaleza. Aunque muchas de las prácticas se perdieron con el tiempo, aún hay pueblos que trabajan por el rescate de la sabiduría ancestral.

En ese esfuerzo se suma el proyecto de resiliencia climática en los agroecosistemas del corredor seco de El Salvador (Reclima), de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que dentro de su estrategia de fortalecimiento rural ha incluido a los pueblos indígenas en territorios vulnerables al cambio climático.

El reconocimiento de la población indígenas en El Salvador cobró fuerza en 2014 con una reforma constitucional que establecía políticas de protección. Actualmente se identifican los tres pueblos de Cacaopera, el Náhuat Pipil y el Lenca, que representan 13,310 personas según un censo población de 2017.

Se trabaja en el fortalecimiento de capacidades para la adopción de prácticas de resiliencia climática a nivel municipal de los pueblos indígenas. /FAO


Así, según la FAO, la estrategia de Reclima es incluir a los pueblos indígenas mediante el reconocimiento de sus riquezas y contribuciones al desarrollo sostenible, además de fomentar la protección de sus derechos colectivos y sistemas tradicionales.

Además, se trabaja en la gestión de conocimiento sobre las prácticas ancestrales para la adaptación al cambio climático, su aporte de las mujeres indígenas en la conservación de la biodiversidad.

En esta estrategia también se incluye el reconocimiento de los pueblos afrodescendientes, fortaleciendo su cultura, procesos educativos y sistemas de gobernanza.

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