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A diferencia de Catalina, Meghan habría decidido no dar a luz en la privada y elegante ala "Lindo" del hospital St Mary de Londres, y privilegiaría un lugar más "íntimo", afirma The Sun.

"Quiere simplemente un parto normal y natural para entablar el vínculo con su bebé, sin que la arreglen y la peinen de la cabeza a los pies para las fotos" a la salida de la maternidad, según una fuente citada por el diario.

Meghan y Enrique criarán a su bebé en Frogmore Cottage, en los terrenos del castillo de Windsor, a unos 30 km al oeste de Londres. Este edificio histórico del siglo XIX fue objeto de una renovación que costó 3 millones de libras (4 millones de dólares, 3,5 millones de euros).

Para la decoración de la habitación del pequeño, la californiana quiere utilizar una pintura vegana mezclada con aceite de eucaliptus, según el Daily Mail.

La duquesa, partidaria de los tratamientos holísticos, fue vista recientemente en una tienda que vende tratamientos homeopáticos para las embarazadas, según este diario.

Y habría convencido a Enrique de comer menos carne participando en su régimen vegetariano durante la semana. Unas elecciones que parecen reflejar la influencia de su madre, Doria Ragland, que ella misma define como una profesora de yoga inconformista.