“No los dejen solos, no permitan que nuestros niños quemen pólvora, es como darle una pistola a un niño o una niña que no han sido entrenados para quemar pólvora, un mortero o un silbador”, declaró. “Todavía nos damos el lujo de comprarle pólvora, que está prohibida en el país”, agregó.
Según autoridades de salud, los niños con quemaduras aumentan en la época de fin de año, especialmente entre el 22 de diciembre y el 2 de enero. En 2016, el Ministerio de Salud registró 190 personas lesionadas por pólvora, de estas, el 90 % de los casos ocurrió en los días festivos de navidad y fin de año.
Patricia de Calderón, jefa de la Unidad de Niños Quemados del Hospital Bloom, explicó que la atención que recibe cada paciente se encuentra relacionada con el tipo de lesión, el grado y la gravedad de la misma; es decir, que si estas llegan a órganos internos, la salud del paciente se complica. “Un niño con una quemadura superficial puede llevar una semana o dos, pero un niño que tenga mutilaciones o reconstrucciones puede requerir hasta un año o hasta que cumpla los 18 años”, explicó.
La Ley Especial para la Regulación y Control de las actividades Relativas a la Pirotecnia (Lercarp) prohíbe la fabricación y la comercialización de algunos productos. El director del Cuerpo de Bomberos, Joaquín Parada, explicó que las sanciones por la venta de estos puede ir desde los tres salarios mínimos hasta la cárcel. El mortero número seis, silbadores, fulminantes, rockets, mina de mar son algunos productos prohíbidos en el país.