En el segundo día del juicio por el asesinato de los sacerdotes jesuitas españoles en El Salvador, el excoronel y exvicemistro de Defensa, Inocente Orlando Montano, rindió su declaración durante 56 minutos.

La diligencia comenzó ayer a las 3:15 de la tarde de España, 2:15 de la madrugada de El Salvador, con una planteamiento de prescripción del abogado de Montano, el cual fue declarado improcedente por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

El exmilitar solo fue interrogado por su abogado, dado que dijo que no respondería preguntas de la Fiscalía española ni de los acusadores particulares; en sus respuestas habló de la situación doctrinaria, conformación de la Fuerza Armada y las funciones de la misma, pero en los últimos 20 minutos abordó detalles del asesinato de los jesuitas, hecho del cual Montano se desligó diciendo que nunca conoció sobre alguna planificación u orden que se diera para masacrarlos.

Sostuvo que él como parte de La Tandona nunca tuvo nada en contra de los jesuitas. Al ser consultado sobre qué es La Tandona, el acusado dijo que es una promoción que se graduó en el año de 1966, y que se trata de 46 oficiales, y que se les dio la casualidad de llegar al poder, después de 25 años de estar en el servicio militar y llegaron a comandar todas las unidades de la Fuerza Armada.

Sostuvo que La Tandona, catalagoda por muchos sectores como los poderosos de la Fuerza Armada, se distinguieron siempre como buenos oficiales compententes que nunca se metieron en problemas de terrorismo como los han acusado entidades de Derechos Humanos en El Salvador.

A continuación, parte del interrogatorio del excoronel Montano quien contestó las preguntas de su defensor:

 

¿Quién solicitó efectuar el cateo en la UCA?

En la UCA fue un grupo de soldados del Batallón Atlácatl, ese grupo de soldados había quedado como parte de la reserva de todo el Batallón Atlácatl que estaba diseminado en algunas áreas donde había más frecuencia de los subversivos y la reserva de ese batallón Atlácatl era una sección con dos oficiales que estaban en espera de órdenes en la Escuela Militar. La Escuela Militar no tenía gente para actuar, digamos en un caso necesario, porque los cadetes no pueden utilizarse por la misma condición de estudiantes y no pueden estar al combate, digamos como fuerzas regulares, entonces habían dejado esa sección ahí en la Escuela Militar para que le diera seguridad al complejo de lo que es Ministerio de Defensa, el Estado Mayor, Escuela Militar y colonia Militar, la colonia militar está en esa área de San Salvador, está prácticamente controlada por el director de la Escuela Militar.

 

¿Y quién lo autorizó, quién autorizó ese cateo?

La autorizó el Estado Mayor, el Estado Mayor le dio la orden al coronel Benavides de que mandara gente de la que tenía él bajo su mando para que hicieran el cateo, primero a la universidad y después como dos días después de ese cateo, el Estado Mayor a través de sus informantes obtuvo la información de que estaba un grupo esa tarde del día 15, que ya estaba el grupo metido nuevamente en la universidad y le dieron la orden a Benavides de que fuera, que mandara gente a investigar y que contrarrestara cualquier amenaza. Esa fue la situación.

 

¿En qué reunión estuvo usted el día 15, a qué hora estuvo usted el día 15?

Yo asistí a una reunión nada más, a la que se realizó con el Presidente, cuando ya el ministro y los dos viceministros, el subjefe del Estado Mayor y los comandantes de las diferentes zonas de San Salvador, nos reunieron para informarle al Presidente de lo delicada que estaba la situación y que no se atrevía el alto mando a tomar la decisión de atacar al FMLN en la habitación de la población civil, porque iba a ser una matanza terrible y por eso significaba muchos daños colaterales, ya sea que ganáramos o perdiéramos.

¿Y por eso se reunieron con el presidente?

El presidente hizo su análisis también, porque él tiene no solamente como asesores a los militares, sino que tiene también su grupo de civiles que le indicaban también acciones a tomar.

 

¿Pero no se indicó asesinar a los jesuitas en esa reunión?

No, el presidente en esa época dijo: ‘bueno, dejemos que se desarrolle más la situación porque tienen razón ustedes, no podemos emplear toda la fuerza indiscriminadamente, no podemos utilizar la fuerza indiscriminadamente, porque eso nos va a traer repudio de la población, no solamente salvadoreña, sino la población internacional’.

 

¿Tenía usted algo en contra de los jesuitas?

-No

 

¿O sabe usted si algún miembro?

No, el licenciado Ellacuría era una de las personas más allegadas al presidente, él le ayudó mucho en la consecución de los Acuerdo de Paz. Le dio asesoría al Presidente de la República en ese sentido y gracias a sus recomendaciones, porque tenía influencias, no sólo el Presidente, digamos, por ser un politólogo de calidad internacional, hasta el grado que le dieron un premio en esos días a él, por su actuación en el país como politólogo. Entonces el licenciado Ellacuría asesoraba no sólo al presidente, sino que también a la cúpula del FMLN, porque tuvo información varias veces de que él se reunió con los terroristas.

 

¿Pero usted no tenía nada en contra de Ellacuría y de los jesuitas?

En lo absoluto. No le digo que el Golpe de Estado contra el general Romero fue producto de la influencia que tenía, digamos, en la juventud militar el licenciado Ellacuría. Militarmente pues, no hubo nunca pretensiones de hacerle un daño a él o a la iglesia, o a la misma universidad, porque le digo teníamos muchos estudiantes ahí, no solamente en la Universidad Nacional, sino que también en la universidad privada, que es la UCA.

 

¿Usted no tenía nada encontra de los jesuitas y sabe si algún miembro del gobierno consideraba a los sacerdotes jesuitas como los subversivos del FMLN?

Sí este...pues no; no se tenía una convicción.