Por unos 20 segundos Óscar Castillo, psicólogo de Medicina Legal, observa el video de la masacre de 11 trabajadores en San Juan Opico que circuló hace unas semanas por redes sociales, se oyen los gritos de los agresores mientras golpean con un corvo a sus víctimas, pero no necesita terminar de verlo para definirlo con una sola palabra: perturbador. “El Salvador tiene problemas estructurales bastante graves, de desigualdad, de marginación social y si no atendemos esas causas producto de la injusticia, el peso de la realidad termina por imponerse de manera dramática y cruel (…), si antes la violencia se expresó a través del autoritarismo y después a través de una guerra civil, ahora se expresa de manera delincuencial”, dice el psicólogo.

Si la violencia es un problema estructural en esta sociedad, ¿de qué otras maneras se puede manifiestar?

Muchas de las cosas que vemos ahora se van a seguir expresando. A mayor represión, mayor sofistificación y diversificación de los problemas, esta patología social de la violencia va mutando. No es lo mismo el fenómeno social de las pandillas a mediados de los 90, 2000 o ahora. Sin duda las políticas de Estado de “mano dura” contribuyen, más que a minimizar la violencia, a acelerar su evolución y a veces de maneras crueles como podemos ver en el video de la matanza de los empleados de seguridad en San Juan Opico.

La Fuerza Especializada de Reacción El Salvador (FES) ha logrado capturas, han muerto pandilleros en supuestos enfrentamientos, recientemente el procurador señaló dos casos de 2015 donde se cometieron ejecuciones extrajudiciales.

Hemos llegado a un punto donde la violencia es deseable o la invisibilización de la misma, por ejemplo, cuando la naturalizamos o la minimizamos, pero ahora también la deseamos, observen los comentarios debajo de una noticia sensacionalista... Demuestran la deseabilidad de la violencia: “Los pandilleros merecen morir”, como personas que no cuentan, que hacen estorbo, desechables. Es cierto, no son angelitos, bueno en su mayoría cometen hechos delictivos, para ser miembro de una mara es necesario delinquir, pero eso no les quita que sean personas. Esto tiene a su base el problema de la marginación porque estas niños y niños que todavía no forman parte de las maras, pero que lo van a llegar a hacer es porque actualmente viven en un contexto donde no existe garantía a sus derechos, viven en una familia desintegrada o con violencia, en donde existe pobreza. ¿Cómo a un adolescente le va a parecer atractivo trabajar todo el día lavando carros y ganando menos que el salario mínimo cuando extorsionando puede ganar más?, es el contexto social donde está creciendo mucha de nuestra niñez y adolescencia, donde el pandillero se muestra como el ideal, no estudió pero está bien.

Pero por otro lado tenemos estos videos, ¿y qué son? ¿Una manera de infundir temor entre la población, una patología?¿Cualquier persona puede llegar a hacer eso?¿La mente se puede alterar tanto en este contexto de país?

Muchas personas que integran las redes delincuenciales tienen, desde la psicología, trastorno disocial de la personalidad, es aquel donde las personas carecen de empatía hacia otras personas. No tienen lástima ni ningún freno para violentar a otros, tienen además cierto narcisimo y dificultad para controlar sus estados emocionales, impulsivas y dispuestas a poner en riesgo su integridad personal, carecen de miedo, de emociones. En psicología podemos decir que hay muchas cosas genéticas, innatas, pero otras cosas se desarrollan en el contexto social (…) hay que tener en cuenta el contexto en el que miles de niñas y niños están creciendo ahorita (…) Hay dos tipos de psicópatas, el psicópata exitoso, una persona dispuesta a pasar por encima de los demás para lograr sus objetivos, y el psicópata fracasado, que no llega a ser directivo de una empresa, no llega a tener un gran puesto, pero está en las comunidades, en una zona marginal y es la persona que llega a ser palabrero, miembro de una pandilla y gatilleros.

¿Qué hace mal la sociedad para permitir que esta situación continúe?¿Para no reproducir la violencia?

Primeramente no ser indiferentes ante la violencia, muchas veces vamos por la calle y la violencia nos paraliza y hace que no hagamos nada cuando vemos una situación de violencia por miedo a que nos maten, ahí cuando el mal y la violencia ya nos ha robado el mandado, ahí es donde nos domina el temor y no queremos “meternos” porque nos puede pasar algo malo, ahí es donde nos volvemos indiferentes. Para esto es importante la sociedad civil organizada y deberíamos convencernos que la represión no va a solventar los problemas, las políticas de corte represivo punitivo que tanta promoción partidaria tienen no van a responder a largo plazo al problema que tenemos.

Perfil

Licenciado en Psicología por la Universidad de El Salvador y máster en Derechos Humanos . Trabajó en un proyecto con la Dirección General de Centros Penales, con el Instituto Salvadoreño para Desarrolla Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA), en un centro de internamiento para adolescentes, en la Junta de la Protección de la Niñez y la Adolescencia, y actualmente como psicólogo en el Instituto de Medicina Legal.