Aquella noche de Navidad, comenzaba. Como era nuestra costumbre en la finca de los Rosales, no había una sola casa donde no se viviese aquel evento. Los primos nos movíamos de casa en casa, era realmente una comuna, una familia grande con fuertes nexos, donde los secretos no existían.

Esporádicos sonidos de los quemadores de pólvora que no se aguantaban por comenzar la fiesta, se escuchaban a lo lejos. En aquellos días, los “cuetes” como comúnmente le llamábamos a la pólvora o fuegos artificiales, eran un símbolo de alegría, fiesta, y reunión familiar. La noche de Navidad, como yo la había vivido desde mis recuerdos, después de la pandemia, nunca volvió a ser igual.

La época navideña de este dantesco año 2020, esta con nosotros. Una época del año tan significante en nuestra cultura cristiana y latina. Época de encuentros familiares, colegas y amigos. Celebraciones tras celebraciones llenan esta época, risas y abrazos, banquetes y libaciones, regalos y música.

Mis recuerdos más queridos, guardados como tesoros, son recuerdos llenos de olor a pólvora, y regalos bajo el árbol de Navidad, el estreno de nueva piel incluida. ¡Qué tiempos aquellos! tiempos que este año, imploran cambios y extremos cuidados en nuestra protección y en la protección de nuestros seres queridos. Por ello he querido realizar una revisión de la literatura médica sobre los principales cuidados, en ausencia de la vacuna, que tenemos que incorporar en nuestras celebraciones navideñas.

 

Escenarios.

Nuevos avances científicos nos indican que la transmisión del coronavirus es predominantemente por gotas de saliva. También nos dicen que la cantidad de gotas de saliva que expelemos es mayor o menor dependiendo de actividades como estar callado, hablar, gritar o cantar.

Que esta densidad de gotas de saliva, y por ende del virus, es mayor o menor dependiendo del ambiente en que nos encontremos, en ambiente cerrado o abierto. Que la mayor o menor exposición a esta transmisión del virus depende también de la distancia entre personas (más o menos de dos metros), el número de personas en un lugar al mismo tiempo (más o menos de 10 personas), y el tiempo que permanezcamos en un lugar (mas o menos 15 minutos), y si usamos o no una mascarilla para cubrirnos la boca y la nariz.

Un acrónimo que nos ayude a recordar podría ser la palabra “loco” en inglés: MAD (Mascarilla, Ambiente, y Distancia).

La tabla que incluyo en este artículo es una guía rápida para que podamos evaluar si el riesgo, dependiendo de la situación de nuestra reunión navideña, es bajo (color verde), mediano (color amarillo), o alto (color rojo).

En dicha tabla, tomada de una publicación en la revista científica British Medical Journal, las variables de riesgo incluidas son el número de personas (baja ocupación versus alta ocupación).

 

Los riesgos.

Recordemos que la principal fuente de contagio en esta enfermedad, no son las personas con síntomas, sino precisamente aquellas personas que estando infectados por el virus que no presentan ningún síntoma: los asintomáticos.

Estudios nos dicen que 4 de cada 10 infectados por el coronavirus no presentan ningún síntoma. En el ultimo reporte del Ministerio de Salud, encuentran que 3 de cada 10 personas PCR positivas, son asintomáticas.

Por ello, a mayor número de personas en la reunión, mayor la probabilidad de contagio. Algunos países, como España, limitan el número de personas en reunión navideña a un máximo de 6.

El otro factor de riesgo incluido en el lugar de la reunión: aire libre, cerrado con buena ventilación, o cerrado con pobre ventilación.

Otro factor de riesgo en el tiempo que estamos reunidos, mayor o menor de 15 minutos; complementado por el uso o no, de mascarilla; y la actividad que prevalece durante la reunión (callados, hablando, gritando o cantando).

Utilizando esta sencilla tabla, rápidamente podremos evaluar qué tipo de riesgo tenemos en nuestra reunión: alto, mediano, o bajo riesgo para no contagiar del virus a nuestros abuelos.

¡Feliz Navidad a todos! Y recordemos, sin una vacuna, la única protección contra el virus es nuestro comportamiento.