Al exfuncionario la Fiscalía le giró orden de captura por los delitos de actos arbitrarios y administración fraudulenta, pero la Policía Nacional Civil (PNC) no lo pudo localizar y solamente detuvo el pasado lunes a Rodil Hernández, fungiendo aún como director de las penitenciarías.
Rauda, cuando se giró su primera orden de captura, el 3 de mayo del año pasado, tampoco fue ubicado y se presentó al juzgado que lleva el caso por el cual ayer fue enviado a juicio, hasta el 7 de junio.
El exfuncionario ha evitado en los dos procesos las bartolinas y a diferencia del resto de procesados, incluidos Rodil Hernández, nunca lo han esposado, porque ha aparecido hasta después que los casos fueron judicializados.
Ayer, cuando llegó a la sala de audiencia, ingresó riéndose y se mostró sereno al escuchar la resolución. La mayoría de periodistas se preguntaban si lo iban a capturar al salir de la lectura de la resolución por el nuevo caso, partiendo que la Fiscalía le había girado una orden de captura.
Pero esa detención jamás iba a ocurrir y el funcionario, como abogado y conocedor de los procedimientos penales, lo sabía perfectamente. La orden de captura que el Ministerio Público giró estaba ya sin efecto.
El Código Procesal Penal determina que una vez la Fiscalía judicializa un caso y acusa a un imputado como reo ausente, ya no puede ser capturado porque la orden administrativa queda sin vigencia y será el juzgado que realice la audiencia inicial el que determinará, al finalizar la diligencia, si le decreta la detención provisional o le impone medidas.
Ayer, Rauda y su abogado Manuel Chacón, optaron por no hablar del nuevo caso, expresaron que será hasta hoy en la audiencia inicial cuando se pronunciarán al respecto; el exdirector de Centros Penales podría quedar en prisión si la jueza accede a la pretensión fiscal y le decreta la instrucción formal con detención provisional.