Don Santos Ferreira esperó a ser contratado para cantar a papá, ayer. / Diego García


Un inusual día del padre. Santos Ferreira camina sobre la Alameda Juan Pablo II, es originario de San Ignacio, el municipio de Chalatenango, al norte del país.

En medio de los locales vacíos y cerrados se sienta en la acera sobre la alameda y las intercepciones de la 1a Avenida Norte y la Avenida España de San Salvador.

Don Santos carga una guitarra con él y espera que alguien lo contrate para dar serenata a los padres en su día.

Don Santos también es papá pero ayer necesitaba salir por dinero. / Diego García


Él también es padre de tres hijos, pero ayer tuvo que salir “a rebuscarse”, para conseguir dinero, en el segundo día de la reactivación económica.

Por tocar entre seis a siete canciones, don Santos cobra unos $30 para llevar el sustento a su casa.

Ayer fue un inusual día del padre, el comercio de la festividad fue poca en el Centro de San Salvador, que desde el martes 16 de junio ha retomado sus actividades, tras casi tres meses de cuarentena domiciliar por el nuevo coronavirus.

 

Guitarra en mano, don Santos ofrecía su trabajo: un canto a papá. / Diego García


 

El comercio por el día del padre fue poco ayer. / Diego García


 

Jacqueline, residente del barrio Lourdes, optó por un pastel para su padre./ Diego García