Los diputados siempre están listos a emitir las piezas legislativas para publicar pronunciamientos en condena del hecho de conmoción social del momento. La Asamblea Legislativa aprobó ayer un pronunciamiento que rechaza el alza del delito de feminicidio y su impunidad, y exhorta a denunciar todos los actos de violencia contra las mujeres y su grupo familiar.

La violencia contra las mujeres, desde las que podríamos llamar “pequeñas agresiones” hasta los crímenes más atroces, no es nueva.

Un buen camino, para políticos, ciudadanos y toda la sociedad, es exigir cada vez investigaciones serias a las autoridades fiscales y policiales; pero también exigir resoluciones serias a los jueces –sin declaraciones rimbombantes que esconden fallos dudosos basados en tecnicismos.

Tampoco es nuevo que un buen sistema judicial que castigue sin equivocarse exactamente al que delinque inhibiría la comisión de más crímenes de todo tipo. La premisa la conocemos hace ratos y las instituciones del Estado, las que velan por la investigación criminal así como las que diseñan nuestra política criminal lo saben: mientras los delitos no se investiguen y no se castiguen, seguirán cometiéndose.

Pero otro camino, urgente obvio, es que todos elevemos esa calidad de contenido en todo tipo de red social. Acostumbrarnos o dejar pasar mensajes denigrantes contra las mujeres, desde pequeños comentarios, bromas, hasta canciones, opiniones, actitudes y comportamientos, no es el camino. No se debería dejar pasar en ningún círculo familiar o social.

El Estado podría hacer su trabajo, investigando, castigando y proveyendo recursos a la investigación criminal, e incluso aplicando la ley de espectáculos públicos, pero los ciudadanos podrían elevar el nivel de sus participaciones en las redes sociales.

Es indispensable una investigación certera de todos los delitos, no solo del que impacta a través de los medios de comunicación, una investigación que no deje rendijas a la injusticia, pero también es indispensable que exista una fiscalización pública decente a las instituciones que dan seguimiento a los casos. Los medios de comunicación tienen la primera responsabilidad, pero el ciudadano en las redes, también.

No tolerar ninguna forma de violencia contra las mujeres en ningún espacio podría ser el inicio de una educación para que hombres y mujeres no seamos cómplices de esa violencia si se es testigo de la misma diariamente.