Las recientes declaraciones del señor Medardo González, secretario general del FMLN,que hacen una propuesta política de que los medios de producción deben pasar a “manos del pueblo”, se encuentran fuera de la realidad, debido a que la economía mundial se mueve en sentidos adversos. Los regímenes políticos socialistas, en el transcurso del desarrollo de la humanidad, no han obtenido los resultados esperados por los ideólogos que tratan de impulsar tal modelo político. La táctica política socialista, que propone el señor Medardo González, ha estado ahí siempre. Tal propuesta constituye un arma política: es un plan de respuesta claro, dirigido a la base y a la militancia del FMLN, con los que pretende inferir positivamente, ilusionando con grandes utopías para obtener un beneficio de orden electoral, a favor de la cúpula política del FMLN.

Las doctrinas socialistas tuvieron su auge en el siglo pasado, pretendiendo entender la realidad y definirla en las ideas de corte socialista, en las cuales el Estado es el eje central y absoluto en la vida de los ciudadanos.

Ante tales hechos, es indiscutible que el pensamiento político del secretario general del FMLN genera incertidumbre al pretender cambiar las relaciones de producción y el modo de producir, los cuales están enmarcados en nuestro sistema económico, el cual cuenta con ejes estratégicos del incremento de la producción, productividad y utilización racional de los recursos. Asimismo, es obligación del Estado proteger la iniciativa privada para acrecentar la riqueza nacional.

Las declaraciones del secretario general del FMLN implican una estrategia de lucha y confrontación, que tratan de lograr objetivos determinados, de enfrentamiento con los grupos de poder económico, representados en las distintas gremiales empresariales, las cuales han respondido con toda su energía en la dimensión de la actividad política. El poder político ordena e integra a la sociedad, de acuerdo con el poder social, justamente para conseguir la aceptación de un proyecto de objetivos a un modelo de organización establecido, a través del consenso, la persuasión, la ideología, todo lo contrario a lo manifestado por el secretario general del FMLN, pues no están fundamentadas en el interés nacional, lo que constituye una debilidad como idea política. Así las cosas: tratar de impulsar un sistema socialista en nuestra nación acarrea y construye nuevas formas y estilos para ejercer el poder con un enfoque de objetivos estratégicos, dirigidos a favor del Estado, para posteriormente apropiarse de ellos. Los sistemas socialistas no son transparentes: contienen prácticas no aceptadas en el diario vivir y desenvolvimiento de la sociedad, debido a que un sistema económico socialista no tendrá la misma eficacia que el sistema económico capitalista, pues ese último promueve una economía sostenible, así como de crecimiento y desarrollo económico.

En ese orden de ideas, el Estado debe construir una sociedad cohesionada, equitativa, y solidaria, para facilitar la convergencia entre intereses individuales e intereses comunes de la sociedad. Es así como el salario mínimo cumple una función social, puesto que contribuye a reducir la pobreza y por el contrario a aumentar la solidez, calidad de vida y al mismo tiempo fortalecer la formación de recursos humanos que impulsan el desarrollo integral de la sociedad.

Como premisa fundamental, todo candidato a la presidencia de la República debe ser congruente con su discurso político y la realidad, reconociendo a la persona humana como el origen y fin de la actividad del Estado. Por tanto, oponerse al salario mínimo de parte de un candidato a la presidencia es contrario a los ideales republicanos, democráticos y nacionalistas.

Hay que tomar en cuenta el interés de la nación. La inmensa mayoría no pretende convertir a El Salvador en una nueva Cuba, la cual mantiene una política antigua, que huele a rancio, conteniendo una concentración de totalitarismo de poder político. Lo que se pretende es mejorar la economía nacional, por medio de bases sólidas, para tener una estabilidad económica a nivel nacional por medio de una nueva visión de país que genere garantías de seguridad para los inversionistas, mediante la utilización de un lenguaje político capaz de devolver la confianza a una sociedad en crisis. Sin embargo, si tanta es la insistencia de implementar ideas socialistas, se recomienda que la minoría que tiene ideologías anárquicas y contrarias a la democracia considere la opción de trasladarse a Cuba, o países que estén basados en las mismas. Se hace necesario construir un nuevo El Salvador, fuera de retóricas populistas y complicidades con artimañas de corrupción, violencia, impunidad, abuso de poder y promesas incumplidas.