Sí, ya entendí, es periodo eleccionario, es preciso escribir opiniones sobre candidatos, promesas e idoneidad y la calificación en general de los mismos para dicho cargo.

Según mi criterio, en ningún país se debería de decir que hay políticos malos y buenos; en nuestro país, es muy frecuente ese calificativo por las experiencias que se han recogido a traves de la historia con dicha clase de aspirantes a dirigir los destinos de la nación.

Más bien yo diría que existan políticos que se respeten a sí mismos y que tengan claro lo que es ser funcionario de cualquier nivel en el que se tendrá la oportunidad de administrar poder temporal y ajeno, es decir, del Estado, y para beneficio final de los electores.

Es una pena, y ¡que contradicción! Y en el siglo XXI, tal comportamiento y actitud de un candidato a diputado que pretenda “vender” su aspiración a continuar como tal un período más ofreciendo instituir oficialmente la “pena de muerte”.

Señor, pero si ya existe, claro, de hecho, cuando hay dificultades para controlar la violencia, muriendo muchos salvadoreños cada día; también cuando un enfermo muere por falta de alguna medicina, o por no existir un centro de salud cerca de su domicilio; además, en donde por ser joven es sospechoso de ser un delincuente y caer en manos de quienes definen el perfil de ser sujeto de “ejecución”. Puedo seguir mencionando más ejemplos de penas de muerte ilegales e injustas, y que esa desgracia en este país no es nueva; es muy antigua.

¿Qué es entonces lo que se esperaría de un candidato? Respetar y cuidar la vida de las personas, como lo manda la Constitución; todos los funcionarios tiene un salario, pero ser un funcionario público de cualquier país, debe ser considerado un honor, y saber respetar ese privilegio con dignidad personal y por la nación. Que su militancia en un tal instituto político lo propone, pero el compromiso es con la población y el Estado.

¿Qué más esperaríamos? El título de esta opinión lo señala y es urgente: la Ley Lepina y la Política del Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia CONNA, están necesitando respuesta para crear esos servicios para estos grupos humanos casi excluidos o al menos olvidados.

En Salud y Educación se necesita más presupuesto para dichos fines. No deben existir más las guarderías, los niños no son objetos. Que se retome el artículo de la Constitución de la República del 83, en donde se establece que el Estado velaría porque se coordine con Empresa Privada el cumplimiento de crear los Centros Especiales de Desarrollo para niños y niñas cerca de los lugares de trabajo de las madres, con el propósito de que esa separación física y psicológica no sea tan larga, pues es muy estresante para esos niños en su corta edad un aislamiento prolongado.

Estos Centros al crearse, que pasen inmediatamente a formar parte de la Escuela Inicial del Mined, en donde el personal debe ser altamente calificado, que conozca las necesidades afectivas, emotivas y conductuales de esta edad para poder influir positivamente en el crecimiento y desarrollo de estos niños.

En otra ocasión puedo mencionar más expectativas y responsabilidades que según mi opinión no sólo es mía, sino de la mayoría de electores en relación al aspirante a funcionario público, que se le confiara un cierto poder temporal limitado al tiempo para el cual resultare electo.

Como vemos, hablar de elecciones y oír ofertas y promesas es tan importante como la transparencia del proceso, pero también que en los contenidos haya coherencia, honestidad y conocimiento de las necesidades y manejo austero de los recursos al desarrollar alternativas viables. Cuando dichos aspirantes puedan inclusive demostrar con experiencias prácticas anteriores y teóricas su idoneidad en el campo en el que habrán de desenvolverse, tal condición, les otorgarán puntos en favor de la credibilidad de sus promesas.