“Señor Cardona su turno” -me dijo una amable señora que recientemente me atendió cuando me encontraba realizando un trámite en una institución de gobierno- entonces me acerqué y la curiosidad me ganó y le pregunté: “¿Sabe usted quien fue José Matías Delgado?” ella me contestó que no se recordaba, le mencioné que fue un importante prócer de la independencia pero la expresión de ella fue de indiferencia.

Mi abuelo me manifiesta siempre, que en la actual situación socioeconómica que vivimos como república ha desconcentrado a la gente de querer interesarse por temas culturales e históricos, podría ser esa la razón.

Nuestras plazas son tan importantes para contagiarnos de civismo, pero la gente ignora eso, yo me siento agradecido que tuvimos próceres que lucharon por la libertad, me siento orgulloso de Gerardo Barrios, de José Gustavo Guerrero, de Prudencia Ayala, de Paquito Palaviccini, de Claudia Lars, de Salarrué, tantos otros que por el número de caracteres no podré alcanzar aquí a darles un merecido homenaje y que han puesto en alto el nombre de El Salvador, de esta república que es cuna de la libertad y de la independencia centroamericana.

¿Dónde ha quedado ese amor por El Salvador? ¿Nos podremos volver a enamorar de Cuscatlán? ¿Nos podremos ilusionar que tenemos nuestros símbolos patrios y podemos aplaudirlos? ¿Podremos ser ciudadanos que trabajemos por la república desde nuestras profesiones y creencias?

Soy del pensamiento que es en estos momentos cuando más nos necesita esta república que volvamos a creer en ella, aunque aquella madre que me lee haya perdido a sus hijos, aquel hijo que tiene a sus padres en Estados Unidos desde hace años, aquel estudiante que ya no puede seguir por falta de recursos económicos, el empresario que lee esto y tiene todavía esperanza en invertir en nuestro pulgarcito de América. ¡El Salvador necesita de todos!

La grave situación económica en la que casi todos estamos involucrados de alguna forma debe servir no para decepcionarnos y quedarnos estáticos, debe ser motivo para salir y trabajar por un país diferente, ser un ciudadano conocedor de la historia de este país para lograr así entender nuestros antecedentes y que podamos construir el futuro todos juntos. Necesitamos recuperar esos valores patrios que se perdieron en algún momento, por las situaciones que ya sabremos; no obstante, cabe recordar que las grandes naciones del primer mundo se caracterizan porque creen en su propio país y sus libertadores.

Como bien dice la oración a la bandera: “blasón de héroes y mártires” ¡Tenemos muchos! Todos quisieron y trabajaron por dejarnos un mejor país, las generaciones que hoy tenemos la responsabilidad de hacer mejor patria, debemos pensar en el presente y futuro, revivamos juntos el creer en esta tierra cuscatleca que tanto amamos y hablemos bien de ella, invitemos a los demás a visitarla sabiendo que acá van a quedar fascinados por nuestra gastronomía, playas, lagos, volcanes, plazas y más.

No nos olvidemos de nuestra historia nacional.

El apoyo en la divulgación de la cultura ha sido una deuda histórica en El Salvador en las décadas pasadas, eso ha permitido que haya una desmemorización de nuestros personajes que dejaron un gran legado por este país. El poco apoyo por la cultura, historia y el arte es decepcionante, pero a la vez confieso que ya no me sorprende tanto, dado que como dice un buen amigo historiador que quienes somos aficionados a la cultura e historia debemos estar acostumbrados a la decepción y frustración, con mucha pena debo reconocer que es verdad.

El país que todos queremos podemos trabajarlo todos en equipo sin importar de dónde seamos, lo que pensemos o creamos, porque la división ciudadana no trae nada bueno, se convierten en enemigos de todo tipo de progreso. Los eventos culturales que a veces son para hablar de la vida y legado de personajes que han dejado importantes legados en la salud, educación, arte, mujeres próceres, poetas, escritores y músicos tienen poca afluencia de personas pero debido a que no se divulga de forma correcta ni masiva dichas actividades. Yo no soy músico, pero muchas veces he oído de Mangoré que siendo él paraguayo, decidió morir en El Salvador y aquí ser sepultado, he podido saber que es músico y dejó un importante legado para la música a nivel mundial, teniendo como país sede nuestro amado Cuscatlán.