El 10 de septiembre, en el Diario El Mundo, aparecen las declaraciones del Sr. Javier Argueta, asesor jurídico de la presidencia, sobre el bitcoin. En este artículo comentaré tres de sus respuestas: El Señor Argueta dijo: “Si una persona tiene bitcoin como activo y tiene alta ganancia, no va a haber ningún impuesto. Esto es obviamente para incentivar las inversiones extranjeras”. Este anuncio no pasa de ser un gancho publicitario del presidente para reclutar suscriptores al “Chivo Wallet”; ofrecer que no pagará “ningún impuesto” es atractivo para cualquiera; sin embargo, la exención solo se aplica en casos de “altas ganancias” y para lograrlas es indispensable el hacer “altos depósitos” en la Wallet; desgraciadamente esto vuelve imposible lograrlo a 97 de cada 100 habitantes, pues los salarios de los obreros, los trabajadores agrícolas así como los ingresos del sector informal son tan bajos que hacen imposible hacer depósitos sustanciales; la generosa oferta queda reducida al reducido número de familias con ingresos mensuales arriba de 1,700 dólares.


Una segunda observación es notar que si el encabezado del ofrecimiento no hace para todas las personas, al final lo contradice al afirmar: “Esto es obviamente para incentivar la inversión extranjera”. En conclusión, el ofrecimiento está explícitamente vedado a todos los Salvadoreños y salvadoreñas; el alegrón no pasa de ser una ilusión o gancho para todos notros, pues es exclusivamente para las inversiones extranjeras.


En otra declaración, el asesor reconoció la super volatilidad del bitcoin; efectivamente, su precio respecto al dólar sube y baja más rápido que una montaña rusa y el Asesor de la presidencia nos ofrece un ejemplo: “El día del lanzamiento del plan de Bukele, esta criptomoneda superaba los 52.000 dólares, pero cayó a unos 47.000”. Es sorprendente la ignorancia de la realidad nacional de estos funcionarios, pues, el lanzamiento del plan, no fue en septiembre, sino meses antes en un discurso pregrabado que el presidente dio en Miami a una asamblea de evangélicos pro bitcoiners. Fue atinado cuando dijo: “el plan de Bukele”, pues de eso se trata; el bitcoin es una idea-capricho del presidente, que cuenta con el rechazo de la mayoría del pueblo y que el servilismo de la Asamblea la convirtió en ley. Sin embargo, lo que el asesor ha omitido es el impacto que esto tiene en el erario público, ya que el gobierno había comprado Bitcoin pagando con lo recaudado de nuestros impuestos cuando esa moneda estaba a la alza y el día de la inauguración del Bitcoin, se habían derrumbado 15 puntos porcentuales, lo que significa para el gobierno haber perdido más de tres millones de dólares.


Un tercer punto lo considero aún más grave; el Sr. Argueta nos dice: “…si el precio del Bitcoin cae mucho, existe una normativa del BCR para detener temporariamente las operaciones y minimizar el impacto de la alta volatilidad”; lo primero que hay que señalar es la vaguedad del anuncio, eso de que “cae mucho” no se sabe que significa en la realidad y se presta a abusos o encubrimiento de fallas. La frescura e indiferencia con la que este funcionario dice: “detener temporalmente las operaciones” si baja mucho el valor del bitcoin, esto retrata a los altos funcionarios de Casa Presidencial y de la Asamblea que viven recetándose altos salarios y aprovechándose de los fondos públicos de espaldas al pueblo. Porque si el Banco de Reserva puede parar el funcionamiento de los Bitcoin en el país, surge inmediatamente la pregunta: ¿Cómo va a reaccionar un trabajador si una mañana sale con sus Satoshis (son la cien millonésima parte de un bitcoin) a comprar la leche para su bebé y en la tienda le dicen que no puede pagar con bitcoin porque “están detenidas las operaciones?, ¿podrá correr al próximo ATM para cambiarlos por dólares?, lo más probable es que encontrará una larga cola haciendo lo mismo y después de hora o más de espera, cuando pida el cambio al dólar a la máquina, esta le responderá “lo siento, ya no tengo dólares” y tenga que caer en manos de un usurero que puede prestarle unos dólares, pero con interés del 10 % diario.


Una paralización del uso del bitcoin no es problema para los acaudalados pues con unos buenos fajos de dólares podrán satisfacer sus compras, pero para el resto de los habitantes que dependemos de un salario quincenal o mensual y que lo gastamos a día a día o semana a semana, puede significar una crisis familiar muy seria.


Entrar al “reino del bitcoin”, es condenarnos a vivir inseguros y angustiados.