Cada vez que paso frente a Casa Presidencial me da mucho orgullo ver el busto conmemorativo al Dr. José Gustavo Guerrero que fue un diplomático salvadoreño que definitivamente es ejemplo para muchos en las generaciones presentes y venideras, pues ha sido el único en lograr escalar tan alto en organizaciones internacionales y/o puestos diplomáticos de ello. Fue el primer presidente de la Corte Internacional de Justicia en 1946, cada estudiante y profesional internacionalista debemos siempre tener grabado esto en nuestra cabeza.

¿Por qué en el presente artículo se ha realizado una breve mención de este maestre diplomático salvadoreño? Pues se abordará en este artículo de forma concisa y breve de El Salvador y sus relaciones internacionales, ya que hoy en día se conversa mucho en círculos familiares y sociales las actuales coyunturas de política exterior que el país nos ha dejado en bandeja de plata y muchos que son ávidos a escuchar opiniones de terceros se mueven mucho para lograrlo.

Próximamente se verá ya en El Salvador al nuevo Nuncio Apostólico acreditado en El Salvador nombrado por el Papa Francisco quien es Monseñor Santo Gangemi de origen italiano y que definitivamente todos auguramos que sea un pastor que pueda influir en nuestros corazones para poder aprehender de la palabra de Dios y seamos un mejor país. La Nunciatura Apostólica embajada de la Santa Sede ha sido sumamente importante en el camino de la paz social, sobre todo en la década de 1980 en los diálogos que se sostuvieron para llegar hasta Chapultepec en 1992. La Santa Sede y El Salvador gozan de una maravillosa relación diplomática, ojalá siempre se mantenga esta armonía.

Además, Estados Unidos siendo nuestro socio comercial más importante ha tenido ya una importancia de lazos sociales y familiares con El Salvador de forma impresionante, casi tres millones de salvadoreños viviendo en Estados Unidos y enviando remesas que son miles de millones según el Banco Central de Reserva de El Salvador. Eso un ejemplo pero además, Estados Unidos ha sido fundamental en el progreso de Fomilenio I y II, construcción de escuelas, asistencia técnica en distintas áreas de la economía. Debemos tener una buena diplomacia con nuestro mayor socio comercial, evitando confrontaciones y procurando siempre una cordialidad con la representación diplomática estadounidense en el país.

También en este artículo se menciona la importante relación que debemos conservar con países asiáticos: Corea del Sur y Japón dado que son socios estratégicos no sólo desde el punto de vista comercial sino también desde el punto de vista académico, social y hasta familiar, pues hay muchísimos becarios salvadoreños en dichos países preparándose en su educación superior. ¡Enhorabuena! Con Japón podemos aprovechar al máximo su visión de infraestructura en los polos de desarrollo y además la disponibilidad que tuvieron desde un inicio en lo que hoy se conoce como Puerto de La Unión.

La mejor forma de agradecer a ambos países manteniendo una relación de cordialidad, una apertura hacia sus exhortaciones a mejorar nuestra competitividad de mercado y comercial. La mejor manera es echando a andar el Plan Maestro que Japón, a través de su Agencia Internacional de Cooperación realizó hace años y que sólo procura el desarrollo de la zona Oriental, pero que desde luego va a beneficiarnos a todo el país; ojalá a así se vea al Japón como un amigo de El Salvador que quiere un bien para todos nosotros.

La Unión Europea siendo un ejemplo de integración ha sabido cómo asociarse con nosotros: el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (AACUE) con cuatro pilares: comercio y cooperación los más importantes en el que participan también demás países centroamericanos pero que el triángulo Norte ha sido la verdadera prioridad. Es impresionante cómo las negociaciones para llegar a un feliz término se dieron y es aquí donde El Salvador puede ver una oportunidad para ser mejores teniendo más exportación de productos hacia los mercados europeos, por ejemplo, el café salvadoreño con todas las crisis que se ha tenido, sigue en pie y Europa es un nicho de mercado poco explorado.

Nuestra política exterior se debe ver de carácter estadista, pensando en las generaciones venideras. Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y la Unión Europea son países de corte democrático y representativo que debemos tomar escuela de ellos.