Entendamos por las buenas, con esto quiero decir que debemos obedecer las indicaciones y normas de bioseguridad que ya conocemos para poder prevenir el masivo contagio del COVID-19 y sigamos encerrados de forma obligada, no hay necesidad de llegar a ese momento. Podemos ser sensatos, lograr entender que vivimos en una inédita emergencia que sigue cobrando cientos de vidas no sólo en El Salvador y que esto deja graves consecuencias en la salud de nuestra comunidad.

En El Salvador persisten las expectativas por las fases de reapertura económica que han acordado sector gobierno y la empresa privada dado que muchísimos empresarios estaban esperando con ansias este momento dado que ya necesitan trabajar pues es su medio de vida. Esto desde luego, no significa en absoluto que en automático la pandemia ha muerto, sino que todo lo contrario.

Cabe mencionar que el virus sigue entre nosotros, somos factor de riesgo todos los grupos etarios, es importante seguir recalcando la importancia de prevenir y tan sencillo como la distancia social, uso de mascarillas, guantes teniendo todas las medidas de bioseguridad posibles en cada oficina del sector privado y público.

Muchísimas personas durante la cuarentena irrespetaron el encierro teniendo la cínica desobediencia de irse a la playa simplemente para tomar el sol y compartir con amigos, desde luego yo no comparto tal diversión en un momento donde una pandemia está haciendo colapsar muchísimo más al deteriorado sistema de salud pública que ya teníamos. Definitivamente el contagio no se puede detener a cero pues no lo han podido lograr ni las regiones asiáticas, aún en esta época con todas las medidas de encierro que ya sabemos.

El único camino que nos queda a todos es acatar las recomendaciones y es acá donde se va a poner a prueba la sensatez dado que no se necesita tener un policía o soldado llamándonos la atención para irnos a nuestra casa para guardar cuarentena. Poco a poco se va a abrir la actividad productiva.

Se convierte en algo positivo volver a escuchar que hay tráfico porque entonces todavía hay esperanza que haya vida productiva de forma activa, las personas ya urgen trabajar para seguir teniendo una mejor calidad de vida. Costa Rica y Panamá hicieron fases de reapertura económica y lastimosamente han tenido rebrote, ojalá que no suceda lo mismo en El Salvador, los que ya no somos niños de primaria debemos comprender la gravedad de esto y lograr que los demás comprendan que el distanciamiento social no es algo que obedeció simplemente a la cuarentena, es algo que se va a tener al menos de aquí a Diciembre porque la pandemia en vez de desaparecer, se ha consolidado.

Los centros comerciales lucen muertos, de cómo era la vida antes de la pandemia donde mucha gente iba a los cafés a disfrutar todo eso ha quedado en un recuerdo nada más, las actividades de contabilidad se reanudan bajo estrictos protocolos. Ojalá que en asuntos deportivos no sólo en El Salvador se tomen protocolos, sino que también en la región ya que, como sabemos la afición por los clásicos deportivos usualmente lucen llenísimos, eso va a sufrir serias modificaciones.

Gracias al twitter he podido saber de muchas personas que salieron al mar sin mascarillas y además yo que ya pude ir a abastecerme al supermercado he logrado ver poca consciencia en las personas del distanciamiento social que es tan obligatorio para cuidarnos de este contagio masivo. Desde esta tribuna editorial hagamos una importante reflexión propia y familiar dado que lo que vivimos no es nada sencillo y se vislumbra que no terminará tan rápido como quisiéramos para volver a la normalidad que anhelamos de disfrutar nuestras playas, ciudades, volver a la oficina a producir. Sin embargo, el salir sin nada urgente por hacer se convierte en un potencial peligro para los que nos rodean y no es justo, no es maduro de nuestra parte no salir a hacer algo de mucha necesidad, por el bien nuestro y del resto de la sociedad, quédate en casa.