Los hurtos y las estafas por medios informáticos se han incrementado a niveles insospechados. En la mayoría de caso las personas son víctimas de estafa debido a su propia ingenuidad o avaricia, en otros casos son víctimas de hurtos sin darse cuenta.

Todos tenemos que estar atentos y cuidarnos de personas perversas que pululan en las redes sociales o que andan a la caza de sus víctimas engañando con dolo y aprovechándose de la ingenuidad de algunos. Desde hace algunos meses los delitos por medios informáticos han aumentado. En diciembre, por la naturaleza de la convivencia social y comercial que se desarrolla en el mes, este tipo de delitos se incrementan.

Uno piensa que ya vio todo en cuanto a estafas por medios informáticos, pero cada día sale nuevas formas o antiguas maneras con nuevos protagonistas. Un caso de estafa por medios informáticos se conoció la semana pasada. Resulta que dos malhechores ofertaron a través las redes sociales la venta de acciones de una empresa que no existía, pero hubo un hombre de más de 60 años que sin verificar ningún tipo de información, quiso invertir sus ahorros e hizo un depósito de 10 mil dólares. Lo citaron a un centro comercial de San Salvador para darle el certificado de autenticación de la compra y llegó muy contento. Los sujetos cortaron cualquier conversación con él y literalmente fue estafado. Interpuso la denuncia y los delincuentes fueron capturados porque se les siguió la pista a través del retiro que hicieron mediante una cuenta bancaria. El delito de estafa es conciliable, En el caso mencionado el dinero le será devuelto a la víctima en diez cuotas de mil dólares, pero los estafadores recuperaron su libertad y con seguridad han estafado a otros y seguirán “jodiendo” a más personas.

En casi todos los delitos de estafa a través de medios informáticos la ley permite la conciliación y las víctimas prefieren recuperar su dinero, antes que ver presos a quienes los engañaron. Eso lo saben este tipo de delincuentes, por lo que cometen estas fechorías, esperando no ser descubiertos. Y si lo son, pues nada más devuelven el dinero, generalmente en cuotas, y asunto arreglado.

La ley debería ser más dura. Permitir la conciliación, pero no dejar absuelto al delincuente, pues probablemente siga reincidiendo. En caso que no haya conciliación, debe aplicar la ley de extinción del dominio a los bienes e inmuebles del imputado para que la víctima logre recuperar los estafado y el victimario pague con cárcel.

Los diputados deben reformar las leyes. No se puede ser tan considerado con este tipo de delincuentes. Una reforma debe ser amplia, justa y aplicable. Al sistema financiero hay que exigirle mejores garantías para proteger a sus usuarios y a los jueces hay que dotarlos de una legislación más severa.

Asimismo se debe ejecutar una campaña a escala nacional dirigida a la población para que no se dejen engañar. No podemos ser tan ingenuos como para creer que si invertimos mil dólares en sociedades o consorcios financieros desconocidos, cada seis meses nos van a entregar cinco mil de utilidad. Es el caso de una mujer que fue contactada por una “empleada” de una cooperativa que le pidió $100, con la promesa de entregarle $150 cada mes. La víctima recibió los $150 dólares en su cuenta bancaria y ese fue el gancho para aprovecharse de su ingenuidad o avaricia. Si depositaba $1,000 recibirá $1,500. Ella depositó $5,000 y cada mes recibiría $7;500. Demasiado fácil fue engañada. Quienes la timaron huyen de la justicia.

Casi siempre el que comete un hurto o una estafa por medios informáticos deja una secuela de pistas para que las autoridades puedan dar con ellos. Los cajeros tienen cámaras, en los bancos queda registrado quién hace o recibe a transferencia o remesas, las redes sociales no eliminan la información. Por lo tanto es relativamente fácil dar con estos delincuentes, solo se necesita una denuncia oportuna. En las últimas semanas son decenas de personas a escala nacional que son capturadas por estar vinculadas a este tipo de ilícitos. Sin embargo, tras conciliar de una forma desventajosa para la víctima, recuperan su libertad y probablemente continuarán en sus andanzas.

Las conciliaciones suelen ser mayoritariamente desventajosas para las víctimas, porque, por ejemplo, a ellos les hurtaron $1,000 y el delincuente se compromete a pagarles esa misma cantidad en diez cuotas de $100. O los estafan con $5,000 y el hampón les pagará en diez cuotas mensuales de $500.

En definitiva hay que reformar y endurecer la ley para sancionar con mayor rigurosidad a quienes cometen este tipo de delitos. Y los ciudadanos tenemos que ser más precavidos y menos ingenuos para creer en “pajaritos preñados”. No todo lo que se encuentra en redes sociales es sano o verdadero.