No ha dejado de sorprender que la Organización para las Naciones Unidas ha propuesto prohibir las tareas escolares en todo el mundo. El profesor Etta Kralovec de la Universidad de Arizona concuerda con los resultados de una investigación donde se concluye que “Las tareas que los profesores a veces dejamos a nuestros alumnos en realidad no representan ningún beneficio para ellos”.

Se han realizado varios experimentos, por ejemplo, alumnos que dedican 1 hora de su día a hacer tareas en casa son mejores estudiantes que aquellos que suelen dedicar cuatro horas. Lo que significa que estos estudiantes prácticamente pierden tres horas de su tiempo al día, tiempo que pudieron haber aprovechado para realizar otro tipo de actividades.

Como se concibe en general las tareas representan el fijar el conocimiento adquirido en clases y le sirve al educando para reforzar dicho proceso ; pero al mismo tiempo representan un elemento de evaluación al alumno en un sistema educativo muy antiguo; así surge la pregunta: ¿hasta qué punto sirven las tareas para la mejora del rendimiento escolar?

Los que difienden las tareas argumentan que sirven para inculcar al alumnado el valor del esfuerzo personal y de la responsabilidad en su formación y educación. Sara Bennett, una madre estadounidense coautora del libro The case against Homewrok expresa que: “ hay muy pocas evidencias que relacionen los deberes con mejores resultados, especialmente en los primeros cursos de la educación, y aun así dedican mucho tiempo a esas tareas en casa. Cuando los niños son pequeños, son incapaces de hacer los deberes por sí solos, al final lo que aprenden es a depender de sus padres. Así, en vez de aprender la automotivación, disciplina y responsabilidad (como dicen quienes los defienden), lo que aprenden es a depender de otros y a motivarse solo a base de negociaciones y castigos”.

Estas dos posiciones llaman la atención de los padres, pues para algunos el hecho de que su hijo pase ocupado en casa al hacer la tareas escolares le permite que ocupe este tiempo en estudiar y reforzar sus conocimientos y no a la televisión o videojuegos que representan la pérdida de tiempo.

En nuestro entorno nacional, tenemos instituciones educativas que han sido reconocidas por el compromiso de asignar tareas a sus alumnos diaramente que son asignadas sin un objetivo claro de aprendizaje y que sobrepasan los límites del estudiante con un sinnúmero de trabajos que al no cumplirlos se les ven como una persona irrresponsable, indisciplinada y como resultado tendrá una mala calificación.

Pero también existen otras instituciones de reconocida trayectoria que por el contrario no asignan tareas, pues éstas se hacen en el colegio y el alumno puede dedicar su tiempo en casa a descansar y realizar otras actividades que no lo tengan vinculado a la escuela por más horas y le permite ocuparse de su socialización y desarrollo personal.

El niño necesita jugar, desarrollarse como persona y socializar con otros pares que le permite un mejor nivel de comunicación e integración con su entorno.El padre o madre de familia no cuentan con el tiempo adecuado para atender a su hijo con dichas tareas.Los padres se ven imposibilitados de ayudarles a sus hijos y recurren a tutores particulares que los atiendan o lo hacen hasta llegar a casa en horas nocturnas ya cuando el padre o la madre terminan su jornada laboral, lo que genera un problema con sus hijos, pues se propicia una relación conflictiva por hacer la tarea y no caer en incumplimiento.

El niño rechazará esto por completo y verá la tarea como castigo, lo que lo llevará a detestar la escuela y presentarse a clase el día siguiente desmotivado y sin el ánimo de aprender.

Según lo declarado por la ONU a través de la Organización Mundial de la Salud, cuando eliminamos las tareas escolares los estudiantes recuperan la motivación por el estudio, la alegría por ir a la escuela y aprender cosas nuevas diariamente.

En definita, debe cambiarse la noción de tarea ya caduco por la asignación de actividades que le ayuden al educando a instruirse como la lectura, aprender un nuevo idioma o ejecutar un instrumento musical.