Una buena parte de la clase política que ahora detenta el poder está divida, dado que un grupo de ellos se continúan dando baños de pureza, al criticar el nepotismo y abanderar la anticorrupción; sin embargo, tienen una gran cantidad de parientes y amigos trabajando en todo el aparato estatal con altos salarios y grandes beneficios; la otra parte de políticos ni siquiera se pronuncian al respecto, ya que saben que están en la mira de la población por actos de enriquecimiento ilícito, corrupción y nepotismo descarado; ante ello, deciden esconder la cabeza para que no salga a la luz toda la podredumbre.

Por esa razón no se atreven a crear leyes con el suficiente colmillo que castigue y persiga al corrupto y al corruptor, de modo que proyectos como la “ley contra el nepotismo” han pasado por años durmiendo el sueño de los justos, y no le han tomado la debida importancia. No obstante, a partir de las investigaciones periodísticas que han destapado todo el nido de contrataciones de parientes y amigos que tienen algunos políticos y funcionarios públicos, es que se han iniciado conversaciones de discusión sobre el proyecto contra el nepotismo, pero todos sabemos que ello solo será un show y marketing político.

El objetivo es aplacar la ira del pueblo, que por cierto todo se ha vuelto mediático, ya que en un par de días a los salvadoreños se les habrá olvidado, y estarán discutiendo otra cortina de humo o caja china, como lo llaman los amigos mexicanos. Por ejemplo: lo del viaje de Osiris Luna, un tema olvidado; los traslados de los reos, igual; el caso de Andy Lovos, ya es historia; ahora se tiene un nuevo tema político de moda y me refiero al agua tipo horchata que está saliendo de las tuberías de agua potable y que sin duda ha causado problemas de salud a miles de compatriotas.

Pero todos sabemos que el problema del agua no inició en la gestión del presidente Nayib Bukele, y que en aras de la transparencia, tanto Arena como el FMLN, deberían guardar silencio ante esa problemática, dado que tuvieron la oportunidad de modernizar todo el sistema hídrico del país y no lo hicieron; al contrario, despilfarraron los recursos de Anda; de manera que los salvadoreños tenemos memoria corta y olvidamos con facilidad cada uno de los problemas y los actos de corrupción que se han cometido a través de la historia y que en definitiva han constituido un retraso grave al desarrollo del país.

Por lo tanto, los ciudadanos debemos de jugar un rol más protagónico y activo en la toma de decisiones de las políticas públicas, para que no se repitan los abusos de los recursos públicos que se han dado en el pasado, y es acá donde se deben de eliminar los sesgos ideológicos, para que no se nuble el buen juicio y servir de contraloría, exigiendo transparencia a todos los funcionarios que detentan el poder, independientemente si se simpatiza o no, ya que por haber dado cheques en blanco en el pasado, es que no salimos de la crisis económica que tiene El Salvador.

En consecuencia, dos cosas son importantes: la primera es que como ciudadanos presionemos para que la Asamblea Legislativa apruebe lo más pronto la “Ley de la Función Pública” que tiene como objetivo regular las contrataciones del Estado, y que cualquier ciudadano pueda acceder a una plaza pública, en razón de sus méritos y credenciales académicas y no por amiguismos o parentesco como ha venido prevaleciendo. Lo segundo es darle impulso al proyecto de ley que ha presentado Leonardo Bonilla, donde pide una reforma al Código Penal, para que se incluya el nepotismo como delito.

Es decir, aplicar una pena de cinco a ocho años de cárcel para todo aquel funcionario público que, haciendo uso de su poder, incida para que contraten a un pariente o amigo, como ha venido siendo la costumbre en los tres Órganos de Estado; con ello se estaría eliminado, en el mejor de los casos, la práctica corrupta de repartir los puestos públicos, como si se tratase de una sociedad mercantil.