El conflicto es de la esencia de la vida del ser humano. Es así que para transformar los conflictos tiene que recurrir a la negociación y al litigio. Existen negociaciones de distinta naturaleza, de igual manera litigios, todo depende del objeto del conflicto. Ahora bien, al tratar la negociación para transformar conflictos de naturaleza legal se recurre a la negociación legal y por otra parte acudir ante el órgano jurisdiccional para dirimir las diferencias legales, mediante el litigio. Nuestra Constitución en el Artículo 23 no regula de manera expresa la negociación, pero sí determina que las personas pueden terminar sus asuntos legales, dirimiendo sus controversias, por un método distinto de la vía judicial; es decir, son mecanismos no judiciales, pacíficos y participativos basados en criterios objetivos para tomar decisiones legítimas y concretas al caso. En cambio en el litigio es una controversia legal, ante un juez que al interpretar la ley le da la razón a la parte demandante o bien a la parte demandada.

La negociación legal, por sus razones estructurales en el fondo versan sobre el derecho, y por lo tanto, los méritos legales del caso deben siempre ocupar un lugar clave en el proceso de negociación. La negociación legal en su parte de procedimientos y parte sustancial, reviste complejidad por los intereses que se disputan, en cuanto a resolver controversias resultantes de acciones que ya han sucedido anteriormente, y la de regular futuras relaciones de naturaleza diferente, es por ello, que en las negociaciones legales que los participantes fundamentales en el proceso de negociación deben ser abogados negociadores, es decir, que ostenten conocimientos especializados y además con experiencia en el arte de negociar, para conocer la estructura y la dinámica de la negociación, para que garanticen que los acuerdos y entendimientos que se pacten sean justos y equilibrados a los intereses de las partes contendientes.

El abogado negociador por otra parte, debe de contar con una intuición y olfato para la conducción del proceso negociador que desde el inicio del conflicto, debe guiar a sus clientes, en las diferentes fases del proceso negociador, garantizando de esta manera los intereses de sus patrocinados. En consecuencia, el manejo de un proceso negociador debe contar con principios que se aplican a la estrategia y a la táctica, los cuales constituyen un sistema de transformación de controversias legales. Para formar abogados negociadores no existen grados académicos que la traten de forma especializada más bien, forman parte del pensum académico y su enseñanza es de naturaleza superficial. Las facultades de jurisprudencia centran su enseñanza en preparar a los estudiantes, en el litigio, pero no en la negociación.

El litigio por su parte, no le da la espalda a la negociación, ya que durante el proceso judicial contencioso, aún en desacuerdo respecto del objeto de la disputa, los litigantes pueden llegar a un acuerdo, generándose así una combinación de transformación de conflictos.

En la práctica la negociación legal es menos costosa que el litigio, el factor tiempo por la duración del litigio que puede trascender varias instancias y también incide en la parte emocional de las partes en contienda. Los abogados negociadores recomiendan a sus clientes la conveniencia de transformar el conflicto mediante la vía de la negociación basada en méritos y no en posiciones. El abogado negociador debe de manera ingeniosa construir los parámetros del proceso para cimentar su poder en la negociación que no es lo mismo que el poder de la negociación.

El abogado negociador es el alma de la negociación y debe actuar fortalecido emocionalmente y psicológicamente para saber implementar las reglas del juego que está jugando y de esta manera construir las máximas alternativas negociadas que significan las fortalezas y oportunidades para proponer opciones y alternativas para transformar el conflicto, para lograr las ventajas más favorables a los intereses de sus clientes y obtener opciones al menor costo. En consecuencia el abogado negociador debe ser suficientemente hábil para jugar el grado de poder que le otorga el proceso, en su empoderamiento, de tal manera que es fundamental analizar las diferentes fuentes de poder, para obtener el máximo beneficio. No todo es negociable.