Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, a efecto de denunciar la violencia que se ejerce hacia las mujeres, sensibilizar a la población y exigir políticas de Estado encaminadas a erradicar esa práctica tan cotidiana en países como el nuestro.

La fecha fue designada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del 17 de diciembre de 1999. Se escogió el 25 de noviembre para rendir un homenaje a las hermanas activistas políticas dominicanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal (conocidas como “Las Mariposas”), asesinadas por la Policía Secreta de República Dominicana, por órdenes del entonces presidente Rafael Leónidas Trujillo

Realmente erradicar la violencia hacia las mujeres es una deuda pendiente de la sociedad salvadoreña y del Estado en su sistema. Cada vez las mujeres han ido ganando espacio y demostrando que son tan capaces como los hombres, pero quedan muchísimas formas de violencia hacia ellas. Desde un piropo de mal gusto, pasando por un grito, un golpe o el cierre de espacios u oportunidades para que se desarrollen con todas sus capacidades en todos los ámbitos de la vida (en la política, en el campo profesional, en la familia, en la sociedad, etc.).

El Salvador ya no es el mismo de la época latifundista o de principios y mediados del siglo pasado cuando la mujer casi era propiedad masculina. Llegamos al final del siglo pasado y poco a poco la mujer fue adquiriendo voz para expresarsey demostrar que no son un objeto animado sin valor o de exhibición para deleite “machista”, pero nunca fue suficiente. La violencia contra ellas se siguió dando por convicción de una sociedad con dominio del “machismo”, donde algunos las vieron como personas de segunda categoría, uno o dos niveles abajo de los hombres.

La lucha de las mujeres, desde luego apoyadas por hombres conscientes, llegó a dar frutos en 2012 cuando entró en vigencia la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV). Luego surgieron los juzgados especializados de las mujeres. Pero la violencia hacia ellas continúa, prueba de ello son los feminicidios y las violaciones como máxima expresión de dicha violencia.

En los juzgados no hay día sin que se realicen audiencias de casos por expresiones de violencia contra la mujer o violencia intrafamiliar. Mujeres que son golpeadas por sus parejas, que sufren maltrato psicológico o que son coaccionadas o amenazadas casi como una práctica normal o cotidiana.

La cantidad de mujeres que se atreven a denunciar en los tribunales es muy poca con la totalidad de los casos. Mujeres que prefieren seguir sufriendo de violencia porque de lo contrario temen quedarse sin el respaldo de su agresor para el sostenimiento de su hogar. Muchos de esos casos no denunciados terminan de la peor forma. Terminan en feminicidios.

La semana pasada una mujer expresó en audiencia que ella no era la que había denunciado a su esposo, sino los vecinos.

Resulta que el hombre llegó en estado de ebriedad, comenzó a gritarles a sus dos hijas y a su esposa y luego las sacó a la calle. La Policía Nacional Civil llegó, detuvo al sujeto y lo remitió a los juzgados. En la audiencia la mujer casi pidió perdón a su compañero y pidió a la jueza que lo liberara y que no lo obligara a irse de la casa, porque era la única persona que aportaba finanzas para el hogar. “Además, él no es violento, y solo se pone así cuando se emborracha” dijo la mujer. El problema es que toma todos los fines de semana. La juez resolvió imponerle medidas estrictas al procesado, una de ellas es prohibirle la bebida y las drogas y una orden de alejamiento por seis meses, sin dejar de aportar el sustento diario a su esposa e hijos. Además deberá acudir obligatoriamente a terapias psicosociales, al igual que la víctima y sus hijas.

Por esa y muchas circunstancias más se debe generar más sensibilidad y profundizar la concienciación. Una mujer debe tener dignidad y amor propio. Por ninguna circunstancia debe sufrir violencia de ningún tipo. La ley las protege, así como diversas instituciones y organizaciones que les brindan soporte y asesoría.

Recordemos que violencia contra la mujer es cualquier acción u omisión que le cause la muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico p patrimonial, a razón de su condición cultural, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea en el ámbito público o privado. Digamos no a la violencia contra las mujeres. No a la violencia en general.