Llegar al año 2022 es un enorme privilegio. Estamos con vida y con la oportunidad de luchar por nuestros anhelos, lograr objetivos y cumplir metas. Muchos se fueron antes de terminar el año como consecuencias de enfermedades o producto de accidentes, la delincuencia, la pandemia del Covid-19 o cualquier otra circunstancia.

Este año debemos apostarle a ser mejores personas. Tenemos que ser más solidarios y empáticos, identificarnos más con los demás y procurar hacer siempre el bien común. Debemos trazarnos u estilo de vida que sea amigable, productio y que genere buenas acciones. Nosotros vivimos en el mundo y no el mundo existe por nosotros.

Debemos vivir con la conciencia plena que con nuestras acciones afectamos positiva o negativamente a otros. Si yo fumo obligo a fumar a otras personas; si yo consumo bebidas embriagantes puedo generar consecuencias negativas a otros. Con las acciones más simples y sencillas puedo generar las situaciones más complejas e inesperadas. Si me paso un alto un semáforo en rojo, puedo generar cuanto menos un accidente, un congestionamiento o daños severos (hasta la muerte) a otros.

La vida hay que saberla vivir. Debo exigir respeto, pero antes respetar. Tengo que exigir y hacer cumplir misderechos, pero a la vez cumplir fielmente con mis deberes. Mis derechos terminan donde comienzan los de mis semejantes. En esta vida nadie es más que nadie, aunque temporalmente ocupemos espacios y posiciones privilegiadas. Tener poder es tener responsabilidades, las que generalmente son temporales, porque el poder nunca es para siempre. Tarde o temprano el poder se acaba, como la juventud pasa.

Hay que saber vivir con humildad (no en pobreza ni en condiciones paupérrimas), sabiendo reconocer las virtudes y defectos de los demás, pero esencialmente las nuestras. Antes que criticar a los demás, aprendamos a criticarnos a nosotros mismos, reconociendo nuestros errores y aminorando nuestro regocijo por nuestras capacidades. A los demás hay que aceptarlos tal como son y cuando podamos ayudar a cambiar actitudes negativas hay que hacerlo. Moralmente tenemos la obligación de hacer feliz a los nuestros y tener presente siempre, que solo alguien feliz puede hacer feliz a los demás. La felicidad sale sobrando cuando se prioriza lo material, porque la misma se encuentra en las pequeñas cosas de la vida. Aunque ayuda, lo material no lo es todo para alcanzar la felicidad, que se encuentra refugiada en los valores mismos de la vida que se cimientan en la familia.

Aprendamos a vivir priorizando valores. Démosle la valía a cada quien. Vivir es lindo cuando se tiene la conciencia tranquila porque hemos actuado de buena fe. Toda causa genera consecuencia y nada ocurre sin que tarde o temprano genere un efecto. Hoy lanzamos la basura a un tragante y la próxima tormenta nos recodará que estuvo mal esa acción que nos parece insignificante. Hoy tratamos mal a un anciano y dentro de algunos años nosotros (si tenemos suerte) seremos ancianos. El que siembra una semilla y cuida de una planta pronto comerá frutas. Sembrar es cosechar y cosechar es bueno si la siembra se hizo bien. Un árbol frondoso da sombra y frutos.

Nadie insolidario debe esperar respeto. Podemos lograr que otros nos imiten o nos sigan, pero jamás lo harán por respeto, pues siempre lo harán por miedo y el temeroso se puede armar de valor para acabar con sus miedos. El insolidario genera seguidores que a su vez se vuelven insolidarios. Si yo le aumento el precio a los productos que vendo en la tienda de la esquina, los propietarios de otras tiendas harán lo mismo y afectaremos a toda la comunidad. Si mantengo estables los precios o inclusive, los bajo, otros me imitarán o al menos le haré un favor a mi comunidad. Muchos se aprovechan y juegan a su antojo con los precios de los productos, basta con ver el precio de los productos y servicios desde que se anunció e hizo efectivo el incremento al salario mínimo o desde diciembre pasado. Ese incremento ya quedó fijo en los precios y los afectados somos todos. No hay solidaridad ni en tiempos de pandemia.

Este 2022 debemos procurar vivirlo de mejor forma. Hagamos oídos sordos a los cantos de sirena y pongamos sentidos máximos a las duras realidades. Siempre habrá quien nos quiera mentir o hacer creer situaciones irreales, pero quien mejor conoce la realidad somos nosotros mismos que día a día vivimos la experiencia de la cotidianidad.

Seguramente el 2022 será un año muy difícil para todos, en todas las facetas de nuestra realidad, pero si tenemos fe en Dios y ponemos nuestro mejor empeño, podemos hacer posible alcanzar nuestros anhelos, objetivos y metas. Hay que intentarlo.