Las vacunas son la mejor defensa que tenemos contra las enfermedades infecciosas, pero ninguna vacuna es realmente 100% segura o efectiva para todos porque el cuerpo de cada persona reacciona a las vacunas de manera diferente. La salud pública en nuestro planeta es mucho mejor hoy que hace 100 años simplemente por la disponibilidad de vacunas. Ha sido a través de la vacunación que la viruela fue erradicada, y la polio se encuentra muy cerca de su eliminación. Gracias a la inmunización, enfermedades como el sarampión, la tosferina y la varicela afectan a menos y menos niños. Ningún medicamento moderno o vacuna está libre de riego. Pero esos riesgos son extremadamente bajos. Específicamente se ha encontrado que existe una relación causal entre los toxoides de la difteria y el tétanos y el síndrome de Guillain-Barré y la neuritis braquial, entre la vacuna contra el sarampión y la anafilaxia, entre la vacuna oral contra la poliomielitis y el síndrome de Guillain-Barré y entre la vacuna contra el Haemophilus Influenza (Hib) no conjugado y la susceptibilidad a la enfermedad del Hib, entre otros. Pero la ocurrencia de estos trastornos en relación con las vacunas es extremadamente baja.

Por ejemplo, por cada millón de personas que reciben la vacuna contra la gripe, ocurre un caso de la enfermedad de Guillain Barre. Pero sin la vacuna, la gripe causa cada año más de 16.5 millones de consultas médicas, 490 600 hospitalizaciones y 34 200 muertes solo en los Estados Unidos. El año pasado la gripe causo mas de 900 muertes en adultos mayores de 60 años en nuestro país. Por cada millón de casos de gripe existen 63,000 muertes en el mundo. Evidentemente, los beneficios de la vacuna contra la gripe superan inmensamente el riesgo de la aparición de la enfermedad de Guillain Barre.

¿Pero que sabemos acerca de la seguridad de la vacuna de la Pfizer o Moderna? Ambas vacunas utilizan una metodología novedosa que utiliza material genético, ARN mensajero (ARNm), para estimular nuestras células para producir antígenos que posteriormente estimularan nuestro sistema inmunológico para la producción de anticuerpos que nos protegerán contra el coronavirus, así evitando que nos enfermemos de COVID-19. Noventa y cinco de cada 100 personas infectadas con el virus no desarrollarán la enfermedad, y por lo tanto tampoco serán capaces de transmitirla. Como estas vacunas no incorporan virus vivo, no se corre el riesgo que personas vacunadas puedan ser fuentes de transmisión del virus. Se sabe históricamente, que las vacunas producen sus efectos indeseables o enfermedades asociadas en un periodo no mayor a seis semanas.

Actualmente, y según los estudios rigurosos implementados para evaluar la seguridad de estas dos vacunas, podemos decir que entre más de 70 mil personas a las cuales se les ha aplicado dosis de cualquiera de estas dos vacunas, después de ocho semanas no se han observado efectos secundarios no comunes. Si se han observado efectos secundarios comunes, pero la mayoría de estos son muy leves, similares a los efectos secundarios después de cualquier otra vacuna y generalmente duran un día, como enrojecimiento, calor o hinchazón en el lugar de la inyección, dolor leve en el sitio de la inyección y otros similares.

Sin embargo, las personas que han recibido la vacuna hasta el momento están dentro del rango de miles y no de millones. Por lo tanto, no se puede excluir al momento que posteriormente cuando millones se hayan vacunado, existan casos esporádicos de efectos secundarios serios, como es el caso del síndrome de Guillain Barre. Sin embargo, noticias como muchas aparecidas en redes sociales como “Recordatorio: La vacuna de Pfizer utiliza tecnología de ARNm que nunca ha sido probada o aprobada antes. Altera tu ADN. El 75% de los voluntarios del ensayo de la vacuna han experimentado efectos secundarios. Tengan cuidado”, o que la vacuna produce esterilidad en los hombres, son completamente falsos.

Teorías conspirativas de grupos ideológicos antivacunas, que pretenden infundir miedo y temor entre la población mundial. Al momento la comunidad científica asegura que la vacuna es 95% eficaz en proteger contra la aparición de la enfermedad COVID-19 y que su seguridad es relativamente similar al resto de vacunas utilizadas. ¡A vacunarse!