De conformidad a la iniciativa de ley del Presupuesto respectivo, la cantidad destinada para la segunda vuelta era de $5.8 millones, evento irrealizable por decisión de los electores, al haber obtenido el partido político GANA la mayoría absoluta de votos (53.10 %), según el escrutinio final realizado por el TSE. Victoria electoral que ha gozado del asentimiento de todos los partidos políticos, y de la sociedad en general.
Sobre las elecciones del día 3 de febrero de 2019, los Informes Preliminares de los Observadores Nacionales e Internacionales, han declarado que el TSE “logró organizar correctamente las elecciones” (Unión Europea); “que la jornada transcurrió de manera pacífica”, y “sin mayores incidentes” (OEA); y “que en varios aspectos de la organización y desarrollo del proceso, se observó una eficiencia aceptable de acuerdo con las pautas establecidas” (Asocio conformado por UCA, UDB, FLACSO-El Salvador, y FUNDAUNGO). Las anteriores manifestaciones confirman que la labor del TSE, como organizador y dirigente del proceso electoral, ha sido reconocida –de manera general- de forma positiva, independiente de algunas dificultades que deben señalarse en los Informes Finales, con el objetivo de mejorar el sistema electoral.
Ahora viene la pregunta de varios millones. ¿Qué hacer con los $5.8 millones que estaban destinados para la segunda vuelta? Para responderla con realismo, estimo valorar lo siguiente. El sistema electoral ha estado desde hace más de diez años, en una constante renovación: voto residencial, voto desde el exterior, Concejos Municipales plurales, listas abiertas con fraccionamiento del voto, candidaturas no partidarias, democracia interna de los partidos políticos, transparencia del financiamiento público y privado a los partidos políticos, ciudadanización y capacitación a los miembros de los Organismos Electorales Temporales, etc. Esos cambios han significado una mayor responsabilidad para el TSE, pero sus presupuestos no incrementaron -de la forma correspondiente-, para atender a satisfacción y oportunamente dichas modificaciones.
También es imprescindible apreciar desde ya, el déficit en infraestructura que tiene el TSE para responder eficientemente al voto desde el exterior en las elecciones legislativas y municipales del 2021, que requerirá además una revisión a su modalidad y procedimientos, en virtud de los bajísimos resultados de las elecciones presidenciales del 2014 y 2019.
El panorama descrito debe impulsar a los Magistrados del TSE, a concertar la reasignación de los fondos que iban a destinarse a la segunda vuelta electoral, para un fortalecimiento institucional. Las lecciones aprendidas de los procesos electorales del 2015, 2018, y 2019, son suficientes para justificar un posicionamiento en tal sentido. Como ciudadano, percibo tres áreas prioritarias para canalizar dicho dinero: la creación de la escuela permanente de capacitación electoral; fortalecer la oficina de control del financiamiento de los partidos políticos; y asegurar con recursos propios y eficientes, la prestación del servicio informático de transmisión, procesamiento y divulgación de resultados electorales para las elecciones del 2021.
Para la actual administración ejecutiva, sería un legado valioso para ir consolidando la democracia electoral. Si ello no es posible, la nueva administración que inicia en junio/2019, tendría esa oportunidad. Ojalá que el planteamiento propuesto, pudiera tener algún espacio de reflexión y la misma anuencia de los Órganos Ejecutivo y Legislativo, y el TSE, cuando se aprobó el Presupuesto de elecciones del 2019. En cuanto a los tiempos es de señalar, que estamos a menos de un año para la preparación y aprobación del Plan General de Elecciones de 2021.