Belarmino Jaime, magistrado Sala de lo Constitucional


El magistrado Belarmino Jaime, quien terminará su gestión el próximo 15 de julio, recuerda que la sentencia de la Sala de lo Constitucional que más les generó presiones fue la que permitió la votación por persona. Cuenta cómo Sigfrido Reyes, expresidente de la Asamblea Legislativa, le pidió, ante el arzobispo de San Salvador, dejar de resolver sentencias electorales y cuenta cómo le respondió a Reyes con una pregunta: ¿No le da pena? Ha evitado reunirse con el actual presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén y recomienda a los próximos magistrados tener valor e independencia. Si no, les advierte, mejor no lleguen.

 

¿Por qué no busca la reelección?

Nueve años son suficientes. Es un periodo razonable donde realmente se puede ver si las personas que fueron nombradas están tratando de hacer algo por el país o simplemente están obedeciendo a intereses diferentes a los que tiene el país. Antes de venir solo estuve en el ejercicio profesional, incluso, no sabía ni siquiera que podía estar aquí en la Corte, presenté papeles ante el CNJ (Consejo Nacional de la Judicatura), no anduve platicando con nadie, no sé ni siquiera quién me propuso.

 

¿Había sido entrevistado antes?

Un día me habla un amigo y me dijo: Sigfrido Reyes quiere hablar contigo, entonces, te invitamos al hotel Presidente a un almuerzo. Estábamos ahí el señor Safie, el de Canal 21, el presidente de la Asamblea y yo. No sé qué quería, más bien quizás conocerme, preguntarme cosas como ¿qué entiende por propiedad privada en función social?, un término que puede tener tantas concepciones como habitantes hay en el planeta, hay miles de interpretaciones, eso le dije, eso fue todo; luego, me llamaron a una reunión en donde estaba Fredy Cristiani, el PCN, estaba Tony Saca también y creo que Rodolfo Parker. Y lo mismo a preguntar cosas, pero aclaré que yo iba a ser independiente, que a mí no me gusta ese tipo de..., andar torciendo las leyes.

 

¿El objetivo era elegir una buena Sala?

No sé. Yo siento que los partidos políticos, todos sin excepción, ellos van primero por sus intereses políticos. Si ellos, primero el partido, segundo el partido y por último el partido, y si acaso queda algún chance van a ver qué hacen por el país. Primero ven sus intereses políticos, eso yo lo tengo bien claro. Si no, vea la cantidad de leyes y reformas que han aprobado incluso violando su propio reglamento, cuando han venido aquí, se les ha declarado inconstitucional porque son leyes que no han permitido la discusión libre. Entonces, no digo que todas, eso no se ha dado porque están viendo los intereses de su partido.

 

¿Cómo evalúa el trabajo de la Sala de lo Constitucional en estos nueve años?

No digo que ha sido un trabajo mal, creo que ha sido regular. Creo que podíamos hacer mucho más, creo que por diferentes razones no hicimos todo lo que debíamos hacer y que el país tal vez lo necesitaba pero en general ha tenido buena aceptación en la mayor parte de la gente. Por supuesto en sentencias la parte que no ha ganado siempre va a estar inconforme. Nosotros no hemos tenido problemas cuando son críticas sanas. Creo que ha sido bien claro, equivocados o no, siempre lo que hemos hecho ha sido de buena fe, nunca las decisiones de la Sala han estado a favor de intereses particulares.

 

Un candidato aseguró que la Sala se engolosinó con algunas sentencias.

Probablemente dijo eso para alegrarle el oído a algunos de los diputados que lo estaban oyendo. La verdad es que, si de alguna cosa podemos estar claros, es que hemos sido independientes de cualquier influencia, es más, algunas veces, en Sala, las opiniones no crea usted que son las mismas.

 

Si tuviera que llevarse una sola sentencia entre sus recuerdos, ¿cuál sería?

Varias. Por ejemplo, la sentencia de amnistía, es una sentencia importante, independientemente de que yo no esté de acuerdo con la forma en que se resolvió. La Constitución le dice que la ley no puede tener efectos retroactivos, aquí a la sentencia le dan efecto retroactiva, empiezan a juzgarse hechos que estaban prácticamente juzgados. Hay cambio de criterio y la misma Sala ha dicho que cuando hay cambio de criterio hay que justificar. En la ley de amnistía se cambió de criterio pero no se justificó.

 

¿El derecho a la justicia no está sobre todo eso?

Hay ahí una cantidad de cuestiones, todas las cosas tienen sus limitantes, el ejemplo más claro es la Segunda Guerra Mundial, ahí es el derecho del vencedor, el que gana la segunda guerra juzgan a los otros. ¿Qué tal si hubiera sido al revés? Hay otra parte que es la seguridad jurídica, si no le pone límite a eso alguien podría venir aquí a que juzguen a los españoles cuando la conquista, entonces, hay que tener un plazo. Por eso la Constitución dice que no se pueden abrir juicios fenecidos, que las leyes no tienen efectos retroactivos, si no, esto sería un pandemonio, no se sabría hasta dónde. Algunas gentes han interpretado mal mi voto. Si yo jamás voy a estar de acuerdo con una cosa que pasó en el caso de los jesuitas, increíble, nadie lo puede justificar, pero eso es distinto de analizarlo a la luz de las leyes y la Constitución. Nunca he tratado de justificar eso. En aquel momento yo dije que esto va a implicar abrir procesos aún contra las autoridades que tenemos, eso va a empezar situaciones de malestar que tal vez ya estaban olvidadas, esa también fue una razón, pero no es una razón jurídica.



¿Cuál es la sentencia que más le generó presiones?

Hubo una sentencia donde establecimos el voto por persona, porque hay una disposición que dice que solo a través de partidos políticos se puede acceder, tengo la impresión que esa disposición con dedicatoria al FMLN porque ellos a través del sindicato pretendían tomarse el poder, como para limitar la actividad de ellos, pero vienen los políticos y dicen que estábamos reformando la Constitución, eso resulta cuando se hace una interpretación aislada, la Constitución tiene que interpretarse en su contexto de todos los artículos. El artículo 1 dice que el principio y fin del Estado es la persona humana. ¿Qué estábamos haciendo? Dándole el estatus que debe tener el ser humano incluso por sobre los partidos políticos. Sí (generó presiones). No existen derechos absolutos.

 

¿No fueron amenazados?

Los señores del Frente aquí hubo unas semanas que todos los días teníamos insultos. Traían cien o doscientas personas. Nosotros pusimos a alguien que tomara fotos, los vehículos que venían, del Frente, hasta diputados del Frente salían en las fotos. Decían que nosotros estábamos en contra del desarrollo del país, solo por decisiones relativas a impuestos.

 

Algunos dijeron que después ustedes deben ser juzgados, ¿tienen temor de ser juzgados?

Mire, nadie se muere un día antes, al fin y al cabo ya viví bastante. Eso no me preocupa, pero de que ellos pueden hacer eso, sí, ¿y qué hacían antes de llegar a la Asamblea, pues?, matar gente. No me extrañaría que eso lo hicieran.

 

¿Se considera de derecha?

Para mí esos términos no tienen mucho sentido. Son términos que no tienen una acepción clara, aquí mucha gente va a decir: Ese es de derecha; o al revés. Son términos que no tienen una acepción única.

 

¿Más mercado o más Estado?, ¿qué es lo ideal?

Eso depende de cada país, yo por supuesto pienso que una empresa privada debe existir, pero no una empresa privada troglodita, sino una empresa privada viendo las necesidades de la demás gente, aquí hay de todo tipo, empresas que sus actitudes son bien terribles que a veces no pagan ni salario mínimo y hay empresas que tienen buenas prestaciones y tratan de ayudar a la gente. Por supuesto, también hay de algún modo situaciones en las que el Estado no es muy buen administrador que digamos, ¿cómo es posible que voy a estar de acuerdo con que tengan grandes salarios y en el hospital hay gente que se robe las medicinas?

 

Una de las preguntas es si se pueden revertir sentencias. ¿Qué reversiones causarían daño al país?

Puede suceder. Nosotros pronunciamos una sentencia sobre la ley del presupuesto, le saco esto por todo el saqueo que ha habido, en tiempos del presidente Funes, dijimos que los gastos reservados no están exentos del control del Estado y que deben estar sujetos no para que el Presidente haga lo que le dé la gana sino pensando en el país, y dijimos que la Corte de Cuentas, pero hasta el momento nunca lo ha hecho quizás porque nunca les han permitido entrar a esos cuartos oscuros. Si se revierte eso, es darle mano libre para que hagan lo que les dé la gana.



Al parecer lo siguen haciendo…

Les ha valido todo. Ellos creen que tener el poder es no tener límites para hacer lo que les da la gana, eso ha sido parte del vivir nuestro durante estos nueve años. Después de esa sentencia de presupuesto, llegábamos a actos oficiales, solo era el saludo, nunca más cruzamos una palabra. Yo no siento estar sujeto a nadie. Después de la sentencia del voto por persona, querían indagar si reformaban la Constitución, un día de tantos piden audiencia. Al final los recibimos, a las cabezas políticas de la Asamblea. Estuvo Cristiani, los del PCN, PDC, Frente, este señor que no quedó de diputado (José Luis Merino), para mi sorpresa vienen a decirnos que iban a cumplir la sentencia. Pero las cosas no quedaron en buenos términos. El problema con la Asamblea siguió y entonces un día nos citan al hotel Presidente, fuimos, ahí sí llevaban la idea de cómo nos regañaban, pero cuando iba a comenzar pido la palabra y les dije: “Nosotros hemos venido a esta reunión porque si a través de esta reunión va a mejorar la relación, pero también quiero aclarar que no hemos venido ni a negociar decretos legislativos ni a negociar sentencias”. Vi las caras, no les había gustado. Al final sale alguien. Dijo: Yo creo que estas reuniones deberían de seguir. Se quedó en eso, nos terminamos reuniendo en el arzobispado. En la primera reunión, que no le encontraba sentido, hablando de cosas que no tenían ninguna trascendencia. Como la cuarta o quinta reunión (Sigfrido Reyes) empieza a decir alzándome la voz y dijo: “Es que ustedes no tienen que pronunciar más sentencias electorales”. Mire, le dije, “Me extraña lo que me está diciendo porque nosotros lo único que hacemos es cumplir las leyes, ¿no le da pena venir a decirme eso, como presidente de la Asamblea?”. Esa fue la última reunión. Nunca me dio los ojos.

 

¿Qué mensaje le da a los magistrados que serán electos en la Sala?

El mensaje que puedo dar es que todos los miembros de la Sala nos sentimos satisfechos de tomar las decisiones que teníamos que haber tomado, porque son apegadas a la ley, a la Constitución, mucha de esa resolución implica que la Sala está haciendo lo que le corresponde que es establecer un límite al abuso de poder, en muchas sentencias, lo que hemos hecho es poner las cosas en el orden que tienen que estar. Yo creo que la población sí lo entiende. En cuanto a las personas que van a venir acá, que tengan el valor de afrontar los problemas que les van a venir, haciendo a un lado todo tipo de presiones que van a tener, eso les podría decir a los próximos magistrados.

 

¿Sale una Sala decente de los 30 candidatos a magistrados de la CSJ?

Creo que hay gente con conocimientos del área, no necesariamente tienen que ser expertos del área constitucional, necesita en área penal, civiles, mercantiles, no solo de derecho constitucional. Hay algunas gentes capaces, pero eso de capaces es relativo, no es suficiente para venir aquí a esta Sala porque puede tener capacidad y ser un gran pícaro. Para mí eso tiene más peso. No es solo cuestión de conocimiento, sino el valor de tomar resoluciones que no van a ser del gusto de los demás órganos de Estado. Si no tienen esa capacidad, mejor que no vengan. Se dice mucho que no van a nombrar a tiempo.

 

¿La mayor deuda que dejan en la Sala?

Cuando nosotros vinimos teníamos mora, algunos casos del siglo pasado, sin embargo dejamos algunas cosas, desde 2015 para acá que no hemos resuelto, esa mora no es comparable con lo que recibimos. Además desde que nosotros vinimos el número de los casos ha aumentado, porque la gente ya cree en la Sala. Esta Sala tiene 1,500 casos al año, nos reunimos tres veces a la semana.

 

Perfil

Belarmino Jaime

 

Magistrado de la Sala de lo Constitucional. Ha realizado ejercicio independiente desde 1977 en el bufete Belloso Jaime. Asesor de bufetes de abogados en litigios y transacciones internacionales, ha intervenido en procesos arbitrales, ha realizado estudios de proyectos de leyes y dictámenes. Fue asesor de la junta directiva del Banco Hipotecario y del Banco Internacional. Fue examinador de exámenes previo a la obtención del doctorado en ciencias jurídicas de la Universidad de El Salvador.