El Salvador ocupa el penúltimo lugar de 18 países de América Latina en la confianza que su población en su institución electoral, según el Latinobarómetro 2017, con muestras representativas de 1,000 a 1,200 entrevistas.

El estudio “La tecno-integración de América Latina” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) divulgado ayer retomó el dato y advierte que quienes menos confían en su institución electoral son los salvadoreños. En general, los órganos electorales de América Latina disminuyeron su confianza del 51 % en 2006 al 29 % en 2017.

El Salvador ocupa casi el último peldaño con un 18 % de confianza o un 82 % de desconfianza, superado por Honduras, con una confianza del 20 %, Nicaragua, con 30 %, Venezuela, 32 %. El país con mayor confianza en su ente electoral es Uruguay: la mitad de su población confía.

En general, los salvadoreños no creen que el país tenga una buena calidad democrática: 4.4 en una escala del 1 al 10.

 

Desconfianza nacional

El magistrado del TSE Miguel Ángel Cardoza cree que las elecciones 2018 constituyen un reto para que el Tribunal pueda levantar la imagen.

Cardoza atribuyó a tres razones la desconfianza de los salvadoreños en el órgano electoral salvadoreño. El primero es el descrédito generalizado que tienen los partidos políticos; el segundo, los problemas que tuvieron en las elecciones municipales y legislativas de 2015 que él adjudica a las reformas y dificultades económicas del TSE. La tercera razón es, dice, un ambiente de desconfianza en el país, en donde “todo mundo desconfía de todos, los partidos no confían entre ellos, la ciudadania de los partidos, los partidos del Tribunal”. “Total que este país en esas circunstancias es muy difícil”, expresó.

En las elecciones de 2015, por primera vez no hubo resultados preliminares por fallas atribuidas a conteo equivocado de voto cruzado, en la captación o difusión de transmisión o incluso a incompatibilidad de softwares, supuestamente porque se contrató a varias empresas.