Los aficionados al FAS se autodenominan, y con toda razón, El Rey de Copas. Nadie ha ganado tantos títulos locales, 19, como ellos. Pero también es el equipo que más finales ha perdido en la historia del futbol salvadoreño. Allí habrá que incluir, entre esas dolorosas derrrotas, la sufrida este sábado ante Once Deportivo siendo gran favorito.

Para aquellos que le gustan las cábalas, podría decirse que FAS volvió a ser víctima de la maldición del estadio Mágico González, antes llamado Estadio Nacional Flor Blanca. Nunca, en sus tres juegos anteriores de finales, había logrado ganar allí. Y esta vez tampoco.

En las finales de 1959, sufrió una histórica derrota por 4-0 ante Águila, y ese mismo año volvió a caer 1-0. También, por supuesto, esa final en el Mágico en 2004 cuando perdió con el Alianza en penales tras igualar 1-1 en los 120 minutos de juego. Esa vez fue el penal de Alejandro Curbelo a lo Panenka el que frustró sus ilusiones.

Este nuevo Mágico González, remozado para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, era una trampa para el FAS, que volvió a salir del estadio nacional entre lamentos y desilusiones.

Además, otra maldición que mantendrá vigente es la del peruano Agustín Castillo, entrenador del FAS, que seguirá sin poder romper su racha adversa sin ganar un título de liga en El Salvador. Después de las cinco coronas con el FAS, entre 2002 y 2005, no ha podido volver a ser campeón. Ya se van a cumplir 20 años y el maleficio no se va.