En El Salvador se genera electricidad a partir del agua, la radiación solar, el viento, el calor de la tierra y también con combustible. La energía producida en cada uno de estos parques viaja en la red y llega hasta el toma corriente de su hogar.

El último informe del mercado de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget) señala que la capacidad de generación de El Salvador cerró en 2,830.10 megavatios (MW) en el primer semestre del 2022, de los cuales un 40.60 % corresponde a tecnologías no renovables y 59.40 % a renovable.

La capacidad instalada creció un 93 % en comparación con los 1,466 megavatios que se tenían en 2012. Es decir, que en la última década casi se duplicó con la entrada en operación de 1,364.1 megavatios adicionales.

En 2012, la tecnología hidroeléctrica representaba el 32.2 % de la capacidad instalada con 472.6 MW, la geotérmica un 13.9 % con 204.4 MW, la biomasa – incluyendo a cuatro ingenios- tenía 104.5 MW (7.1 %), y las centrales térmicas representaban 46.7 % con 684.5 MW.

Una década más tarde, la generación de energía con combustible aún tiene la mayor porción del mercado, con el 27.2 % de la capacidad instalada, pero la matriz energética experimentó varios hitos con la entrada en operaciones del primer parque eólico y la mega planta de gas natural licuado (GNL).

¿Qué ocurrió en la última década?

La Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) es el generador más importante del mercado salvadoreño. La empresa estatal administra cuatro centrales: Guajoyo, Cerrón Grande, 15 de Septiembre y 5 de Noviembre.

En esta última central se entregó en 2018 una ampliación de su capacidad instalada (a 179 MW) y fue la inversión más significativa en este renglón en la última década, por arriba de los $189 millones.

Entre 2012 y 2017, la Siget lanzó al mercado varias licitaciones para atraer nuevas inversiones privadas a la generación renovable, lo que abrió el camino para que en 2016 se registraran las primeras inyecciones de energía fotovoltaica y se adjudicara el primer parque eólico.

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La generación de energía a partir de la radiación solar ha experimentado el mayor crecimiento, al pasar de una capacidad instalada de 60 MW en 2016 a 549.14 MW este 2022, con una participación del 20.2 % en el mercado.

Este renglón ha sido aprovechado por la distribuidora AES que en 2019 completó el megaproyecto de Bósforo que incluía la construcción de 10 centrales de 100 MW en conjunto, además de desarrollar otras centrales solares para inyectar la red de distribución nacional y en plantas de empresas privadas.

En el mercado compite también la empresa francesa Neoen con la operación de los parques Providencia, de 101 MW en La Paz, y Capella, con una capacidad de 140 MW en Usulután.

Gas natural y eólico.

Este año también entró en operación la mega planta de gas natural licuado, de Energías del Pacífico, un proyecto que comenzó a construirse en 2015 y significó una inversión superior a los $1,000 millones. Solo esta central aporta 378 megavatios, un 13.4 % de la capacidad instalada.

Si bien el gas natural no se considera una generación renovable, es de transición y tiene mucho menos contaminación que el combustible fósil.

También entró en operación el primer parque eólico, ubicado en Metapán, Santa Ana, con una capacidad instalada de 54 MW y representa un 1.9 % de la capacidad instalada.