Fue la primera vez en 62 años que hubo protestas masivas en Cuba contra el régimen que desde 1959 gobierna la isla. El grito de “Libertad, Libertad” y “Patria y Vida” resonó fuerte pese al estado de terror impuesto por el castrismo. Como era de esperar, el régimen ha reaccionado con represión y encarcelamientos masivos. Con el pretexto de siempre: culpar a los Estados Unidos. Pero las protestas tuvieron claramente tres motivaciones y las tres son responsabilidad de la dictadura cubana.
La primera es la falta de libertades y derechos esenciales. Los cubanos han visto convertirse la isla en una cárcel de intolerancia donde si no se es fanático del régimen, solo tiene como caminos, la persecución política y el asedio, la cárcel o el exilio.
La otra motivación es el hambre. La escasez de alimentos se había extendido por la isla, la gente tenía y tiene aún que hacer horas de cola para conseguir alimentos que además, deben pagar en divisas que pocos tienen.
Y tercero, el manejo de la pandemia. El mito del sistema de salud cubano se cae a pedazos porque los casos de covid-19 se multiplican y el acceso a la salud es muy limitado.
Ningún régimen que gobierne sin permitir partidos de oposición ni medios de comunicación libres por más de seis décadas puede ser bueno para un pueblo y mucho menos cuando eso implica quitarle todas las libertades. Ojalá que los cubanos encuentren pronto su camino a una libertad plena y a una democracia de verdad.