El presidente Nayib Bukele ha asegurado que las pensiones subirán y sus funcionarios han explicado los alcances de la reforma. Por ejemplo, la pensión mínima sería de $400.
La propuesta gubernamental de reforma mantiene las Cuentas Individuales de Ahorro para Pensiones, con lo que descarta el “sistema de reparto” que demandaban algunos sindicatos sin ningún fundamento. Las pensiones tampoco serán nacionalizadas como ese mismo sector exigía.
Aunque hay que analizar una serie de variables económicas y financieras, la propuesta suena razonable y bien intencionada. Como hemos visto a lo largo de toda América Latina, las reformas de pensiones y los sistemas previsionales en general son muy complejos y dependen de una serie de factores que suelen variar conforme pasan los años.
La reforma plantea aumentar la cotización del empleador y reducir la comisión de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), lo que ayuda en el ahorro individual de los trabajadores.
Un asunto importante, del que no habla la reforma y que es vital de tomar en cuenta es la ampliación de la cobertura. Todavía hay muy pocos cotizantes en el sistema en comparación a la población en edad productiva y esto debido en gran medida al empleo informal. Hay que encontrar la fórmula para ampliar la cobertura y hacer más sostenible el sistema.